Todo había comenzado de manera apresurada, casi sin previo aviso y sin muchos detalles de por medio. Checo siempre se había llevado bien con Max, como lo haría con cualquier compañero de equipo, manteniendo una relación cordial y amigable a tal punto de presentarle a su familia. Sin embargo, no podía ignorar que a su esposa, Carola, Max nunca le terminó de caer bien. Carola parecía estar siempre en guardia cuando Max estaba cerca, como si percibiera algo que Checo no podía ver. Él siempre había pensado que su malestar se debía a celos; después de todo, Max era un Omega, y Checo había tratado de asegurarle que no tenía de qué preocuparse.
Pero ahora, se sentía como un completo mentiroso.
El primer encuentro íntimo entre Checo y Max no fue algo que Checo hubiera planeado, ni algo que creyera que podría suceder. Todo ocurrió demasiado rápido, sin que ninguno de los dos tuviera tiempo de reflexionar sobre las consecuencias. Fue durante el GP de Mónaco, un evento que Checo recordaba claramente por razones muy diferentes. Carola no lo había acompañado a esa carrera porque su suegra había enfermado, y ella decidió quedarse para cuidarla. Checo, por su parte, se quedó en el hotel asignado por la escudería, en el mismo piso que Max.
Una noche, mientras descansaba en su habitación después de un largo día de entrenamientos, Checo recibió un mensaje inesperado. Era de Max. El Omega le pedía que le llevara unas píldoras para el dolor de cabeza, un pedido que le pareció extraño. Max tenía un asistente que normalmente se encargaba de esas cosas, pero Checo decidió no darle demasiada importancia. Pensó que tal vez Max no quería molestar a su asistente o que simplemente confiaba más en él.
Sin embargo, al entrar en la habitación de Max, Checo se dio cuenta de que algo estaba terriblemente mal. El aire estaba impregnado con un aroma dulce y embriagador, el inconfundible olor de un Omega en celo. El mundo de Checo se tambaleó; sintió cómo el aroma lo mareaba, nublándole la mente y los sentidos. Lo siguiente que recuerda es una serie de imágenes borrosas, de pieles entrelazadas, de calor y deseo.
Despertó días después, adolorido, con la cabeza llena de confusión y culpa. Miró a su lado y encontró a Max dormido, su cuerpo desnudo cubierto de marcas; mordidas y chupetones que evidenciaban lo que había sucedido entre ellos. Max dormía plácidamente, ajeno a la tormenta que se desataba en la mente de Checo.
El Alfa sintió un profundo desprecio por sí mismo. Había abusado de un Omega en celo, y no de cualquier Omega, sino de su compañero de escudería, alguien a quien debía proteger y respetar. Sin pensarlo dos veces, recogió sus cosas y huyó de la habitación, incapaz de enfrentar lo que había hecho.
En los días que siguieron, Checo trató de actuar con normalidad. Cuando Carola finalmente lo contactó, después de varios días de silencio, estaba furiosa. Él le explicó, usando la excusa más débil que pudo haber encontrado, que su celo se había adelantado y por eso no pudo comunicarse con ella. Carola, quizás por la distancia o por la necesidad de creer en su esposo, aceptó la explicación sin más preguntas, lo que hizo que la culpa de Checo se volviera aún más pesada.
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Dulce Ambrosia
FanfictionMax estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para tener a Sergio a su lado. No importaba que ya estuviera casado y tuviera hijos; la idea de perderlo era inaceptable para él. La atracción que sentía por Sergio iba más allá de lo físico; era un...