El Umbral del Mañana

24 3 12
                                    

El sol comenzaba a esconderse en el horizonte, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados, mientras Lia caminaba por las calles del centro después de un largo día en la editorial. El cansancio no era solo físico; era una sensación de agotamiento tambien mental.

Sin embargo, antes de llegar, algo llamó su atención: un cartel de "Se Alquila" colgaba de la ventana de un pequeño departamento en el tercer piso de un edificio cercano. Se detuvo frente a la puerta del edificio, mirándolo fijamente. Había considerado mudarse muchas veces, pero nunca había dado el paso. Este pequeño anuncio parecía una señal, una oportunidad para cambiar. Lia suspiró profundamente y anotó el número de teléfono del contacto en su móvil. Pensó en los días interminables que había pasado en su actual apartamento y consideró que ésto tiene que ser para seguir avanzando y dejar atras todos esos recuerdos amargos y tambien aquellos recuerdos bonitos que fueron manchados quitando todo el peso a su importancia.

Continuó su camino, y al llegar a la puerta de su edificio, sintió el peso de su decisión. Subió las escaleras lentamente, como si cada escalón la acercara a una trampa que su propia mente liberaba. Al abrir la puerta de su apartamento, la familiaridad de todo la golpeó de inmediato.

Al cerrar la puerta detrás de ella, una oleada de ansiedad la envolvió. Era como si el aire estuviera cargado con la energía de su pasado. Había querido tanto este lugar al principio, cuando se mudó por primera vez para vivir con Nicolás. Había sido su refugio, un símbolo de su independencia, y de la vida que pensaba que creía iba a construir a su lado. Ahora, solo lo sentia como una prision de esos recuerdos.

Se dejó caer en el sofá, mirando alrededor. Cada mueble, cada objeto en la sala tenía una historia con él. Cerró los ojos, tratando de ahuyentar los pensamientos que no dejaban de atormentarla, pero fue en vano. Un recuerdo doloroso surgió, trayéndola de vuelta a un momento que prefería olvidar.

Era una tarde de verano cuando Lia caminaba a la orilla del mar admirando la belleza de ésta. Dede pequeña Lia se sentia fascinada y atraída por la inmencidad del océano disfrutaba contemplarlo caminando y escuchando sus canciones favoritas, tristemente su lugar preferido, aquel sitio que le transmitía tanta paz y calma sería el escenario de como le destrozaria el corazon la persona que ella amaba y el decia decía amar.

Nicolas estaba en la playa con unos amigos, cuando Lia lo vio a lo lejos, abrazando a una mujer rubia. El sonido de esas olas que le daban tanta paz se desvanecieron mientras ella observaba, congelada, como si estuviera viendo una escena de una película a cámara lenta. Nicolás inclinó la cabeza y la besó. Lia sintió como si alguien hubiera arrancado su corazón de su pecho.

En lugar de enfrentar la escena, Lia se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su casa. Cada paso le resultaba pesado, como si sus piernas se negaran a moverse. No podía pensar con claridad; solo sentía una presión enorme en el pecho y un ruido ensordecedor en su cabeza. Mientras cruzaba las calles, luchaba por contener las lágrimas. Mantuvo la cabeza baja, los ojos fijos en el suelo, concentrándose en poner un pie delante del otro. No podía permitirse llorar en la calle, no quería que nadie la viera en ese estado.

Finalmente, llegó a su edificio y subió las escaleras rápidamente. Al cruzar la puerta de su apartamento, todo dentro de ella se rompió. Las lágrimas comenzaron a fluir libremente, sin control. Se dejó caer contra la pared, sus llantos llenaron el vacío de la habitación. Sentía que el dolor la ahogaba, que la tristeza la envolvía como un manto pesado y frío. No sabía cuánto tiempo había pasado así, pero finalmente, se levantó. Iba a enfrentarlo, pedirle explicaciones.

Esa noche esperó a que Nicolás llegara. Cuando finalmente oyó el ruido de las llaves en la cerradura, su corazón comenzó a latir con fuerza. Se levantó del sofá y se quedó de pie en el centro de la sala, esperando a que él entrara.

Fragmneto de EspejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora