jangueo

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Emma:

-me puedes ayudar con las tiras del vestido? -pregunte un poco vergonzosa-

-claro -hablo la chica sonriente-

Aquel vestido se cerraba por detrás, gracias a unas tiras en cruz, pero para mí mala suerte no conseguía atarmelas yo sola, pues era bastante difícil para mí hacer un nudo a ciegas y mucho mas si este tenía que ser apretado.

Poco tarde en darme la vuelta, para así que la chica agarrase aquellas tiras y jalase, sentí la presión en mi abdomen y pecho, para que asi la chica terminase de hacer aquel lazo y hablara.

-lista -hablo la pelirroja-

-gracias -agradecí un poco avergonzada-

-por siento, me encanta como vas, estás preciosa -hablo sonriente e incluso podría decir coqueta-

-gracias -hable aún más avergonzada que antes- espero poder decir lo mismo de tu outfit, aunque tengo bastantes expectativas

-yo también lo espero -hablo con una sonrisa amplia, dejándome ver sus perfectos dientes blancos-

Con esa sonrisa me vas a matar María Victoria
Pensé...

Poco tarde en volver a mi habitación para terminar de alistarme, dejando a María Victoria en la suya haciendo exactamente lo mismo.

Me preparé asi↓

Casi una hora después baje a la sala esperando que todos estuviesen listos para irnos, coincidiendo con Mauro en el pasillo

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Casi una hora después baje a la sala esperando que todos estuviesen listos para irnos, coincidiendo con Mauro en el pasillo.

-que guapa -me alago el moreno sonriente- el azul te favorece

-gracias -hable con una media sonrisa- tu aún no estás listo?

-me cambio rápido y bajo, las chicas creo que ya estaban en la sala y a Bona le falta poco

-esta bien, yo voy a bajar entonces -hable intentando ser amable antes de dejarlo solo allí-

Bajé las escaleras con aquel bolso en la mano, para al llegar a la sala solo poder observar a Mariana la cual miraba su teléfono sentada en el sofá.

-Ya estáis ? -pregunto Mariana al levantar su cabeza- wou te ves...

-preciosa -hablo María Victoria interrumpiendo a su mejor amiga-

Al aparecer en nuestro campo de visión, pues acababa de salir del baño de la 1° planta.

En ese momento aquel rubor volvió a subir por mis mejillas y agaché la cabeza nerviosa, pues me había puesto pachosa otra vez...

Una condena por amor silenciado (Young Miko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora