El aire de Tailandia se siente muy diferente al de Estados Unidos, Yoko nota eso a penas baja del Jet privado de Faye. Y todo es muy abrumador.
No solo está casada con una mujer que esta condenadamente repleta de dinero y poder, Faye tiene su lado tranquilo, cariñoso y casi juguetón. Todo el vuelo ha estado a su lado, acariciando sus manos y conociendose un poco más. Bueno, Faye conoció más de Yoko pues esta se puso a hablar sin parar cuando agarró confianza. Algo por lo que se disculpó torpemente cuando se dio cuenta.
-Me gusta oír tu voz, habla todo lo que quieras.
Demonios, las palabras de Faye se cuelan en ella, en su corazón. Siempre es así, cada vez que le ha hecho un cumplido Yoko tiene sus nervios al borde, adorando como ella aprecia sus pequeños detalles.
Es tanto que se siente mareada cuando llegan a su destino, no ha sido el vuelo, ha sido lo perfecto que es todo. Faye es tan encantadora que entiende a su yo borracha por querer todo de ella al punto de pedirle matrimonio. Faye es la mujer más perfecta que ha conocido.
Su cabello largo, su sonrisa matadora, sus facciones maduras... Su cuerpo. Yoko no es tonta, la ha visto bien. Faye tiene un cuerpo trabajado, es fuerte, alta y le da seguridad de que siempre estará protegida con ella a su lado.
-¿Estás bien?-y por supuesto, es tan atenta. Faye ha sabido qué cosas preguntar y decir y qué no, siempre buscando la comodidad de Yoko y hacerla sonreír de esa forma que adora, con ojos brillantes.
-Mh, sí, solo que ha sido un largo viaje.
Yoko sabe que Faye no creyó su mentira, mas ella asiente y toma su mano. Es calida. Las manos de Faye quedan tan bien tapando las suyas y se queda mirando esa unión todo el camino hacia la camioneta negra.
-Mi casa aquí es más grande, puedes explorarla todo lo que quieras-dice ella minutos despues de que el conductor ha avanzado el vehiculo.
Yoko la mira un momento. -Me gustaría ver a mi familia.
-Lo harás-le asegura con una sonrisa suave-. Pero necesito estar segura de que estás fuera de peligro.
Yoko quiere preguntar qué peligro, hasta que su mente le responde con obviedad.
Ella está metida en cosas peligrosas, tonta.
No lo va a negar, se siente un poco preocupada por ese detalle. Mh.
-Tranquila-susurra como si leyera sus pensamientos-. A mi lado nada te pasará, siempre estoy alerta, nadie puede ni siquiera mirarte sin que yo lo sepa, estás segura aquí. Es solo por las dudas, ha pasado tiempo desde que estuve aquí.
Yoko suspira un poco más calmada. Ve en sus ojos que ella está siendo honesta y seria al respecto, le da más seguridad, como si no necesitara más que solo verla para saber que está bien.
¿Puede enamorarse en menos de una semana? Es posible, no descarta la idea, pero de verdad siente cosas cuando Faye la rodea con su brazo y deja que se recueste sobre su pecho. Se siente correcto. Todo está en su lugar cuando Faye la abraza.
Incluso durante la primer noche (que Yoko recuerda) que durmieron juntas, Faye no la había abrazado primero, dandole su espacio. Pero Yoko de verdad quería tocarla de alguna manera, preguntando en un puchero si puede ser la cuchara pequeña, cosa que se escuchó adorable. Por supuesto, Faye se movió hasta ella y la abrazó como quería hacerlo. En ese instante, Yoko encontró un nuevo lugar favorito.
Y en el viaje no fue diferente, buscaba su tacto en todo momento.
Yoko comenzó a darse cuenta de que es mutuo. Faye siempre está tomando sus manos o su cintura, tocando sus piernas o descansando sus manos unidas en el regazo de Yoko. De alguna manera, siempre encuentran la forma de sentirse cerca.
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