muñeco de trapo

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**Capítulo 1: La Cueva Oscura**

Durante un viaje hacia lo desconocido, me sumergí en una profunda meditación. Llegué a la entrada de una cueva tan oscura que apenas entraba luz. Parecía un pasillo largo y sin fin. No había una sola luz desperdigada; todo a mi alrededor era sombrío. Había agua a mis pies, el sonido del goteo era lo único que rompía el silencio sepulcral.

Al final de aquel oscuro corredor, vi algo que no esperaba: un muñeco de trapo encadenado. Estaba atado desde la cintura hasta la cabeza, complentamente inmovilizado, como si el peso de las cadenas le hubiera robado toda esperanza de movimiento. Su cabeza estaba agachada, y su mirada perdida transmitía una profunda desolación, como si no tuviera alma.

Me acerqué lentamente, con cautela, y me detuve frente a él. El muñeco de trapo levantó un poco su cabeza y, al mirarme a los ojos, comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos de botón. No comprendía qué estaba sucediendo; sentía como si todo ese lugar estuviera conectado a él. El agua a su alrededor comenzó a moverse, creando olas que golpeaban las paredes de la cueva, mientras la marea subía lentamente.

Era una escena surrealista, pero no me sentía incómodo, aunque no entendía cómo podía subir la marea en una cueva. Observé la mirada fría del muñeco de trapo, quien, después de un rato, volvió a mirarme para luego bajar la cabeza una vez más. Le pregunté qué sucedía, pero no obtuve respuesta. El silencio era ensordecedor.

El muñeco de trapo estaba atrapado, encadenado eternamente, como si su prisión fuera tan interna como externa. Intenté romper las cadenas que lo apresaban, pero no pude. El muñeco me miró de nuevo y, con una voz suave y melancólica, dijo: "Está bien, no te preocupes."

Le pregunté más sobre su situación, le pedí que me hablara de sí mismo. Fue entonces cuando el muñeco de trapo, con un susurro lleno de tristeza, me contó su historia.

**Capítulo 2: El Lamento del Muñeco de Trapo**

"Estoy atrapado aquí desde hace muchos años, sin ver la luz del sol. No puedo salir, aunque lo intento, siempre sigo encadenado. Algunas veces, las cadenas se rompen, pero apenas se rompen una o dos, vuelven a aparecer más. Es un ciclo interminable."

Le pregunté si alguien más había intentado ayudarlo en todo ese tiempo. El muñeco de trapo asintió lentamente y me dijo: "Innumerables personas han pasado por aquí, pero nunca pudieron ayudarme. A veces gritaba, rogaba que me ayudaran, pero era como si no pudieran escucharme. Para ellos, era como un fantasma, invisible e inaudible."

Había en su voz una mezcla de resignación y desesperanza. Me habló de un día en particular, cuando una persona llegó a la cueva. "Esa persona me hizo sentir esperanza. Era como una flor hermosa y deslumbrante, como la luz de la luna. Venía y se iba sin decir nada, pero su sola presencia me hacía feliz."

**Capítulo 3: La Flor que Desapareció**

"Pero un día, todo cambió. Esa persona dejó de aparecer, y con su ausencia, más cadenas se sumaron a las que ya me aprisionaban. Mis emociones se descontrolaron, explotaron dentro de mí. Quería salir de la cueva, romper las cadenas que me retenían, pero por más que lo intentaba, las cadenas seguían apareciendo una y otra vez."

El muñeco de trapo cerró sus ojos de botón, como si reviviera aquellos momentos de agonía. "Mis emociones eran tan fuertes que el agua comenzó a subir en la cueva. Empecé a ahogarme en mis propios sentimientos, y aunque pasaron meses, no podía calmarme. El agua no bajaba."

Pero, de repente, sus ojos se iluminaron al recordar algo más. "Un día, vi a lo lejos a esa persona. Llegó y calmó todo dentro de mí. Fue como si hubiera quedado vacío de emociones. Experimenté algo nuevo, un amor y odio a la vez, hacia esa persona. Pensé en ella como mi salvavidas, como la única que podría ayudarme a salir de aquí. Pero no fue así."

**Capítulo 4: La Esperanza del Muñeco de Trapo**

El muñeco de trapo bajó la mirada una vez más y con un susurro casi inaudible, dijo: "Aún espero a esa persona... o tal vez a alguien que pueda sacarme de aquí. Estoy tan solo y atrapado, sin poder hacer nada, encerrado de por vida... esperando a alguien que me salve."

Me quedé en silencio, sintiendo una profunda tristeza por el muñeco de trapo. No sabía qué más decir, pero sentía que debía hacer algo. Finalmente, me acerqué y le di un abrazo. "Todo estará bien", le susurré. "Aún tienes tiempo, la vida te está esperando."

El muñeco de trapo no respondió, pero sentí que, de alguna manera, mi abrazo le había dado algo de consuelo.

**: El Deseo para el Muñeco de Trapo**

Querido lector, si alguna vez te cruzas con mi pequeño muñeco de trapo, dale un abrazo y dile que todo estará bien. Dile que aún tiene tiempo, que la vida aún lo está esperando. Dale un fuerte abrazo de mi parte y dile que me perdone por no haber podido ayudarlo.

Aunque sea un pequeño muñeco de trapo, es un gran muñeco. Espero que algún día encuentre su salvación y pueda salir de esa oscura cueva. Espero que su tela se seque y que pueda ser libre. Pequeño muñeco de trapo, te extraño.

Autor : David avilez

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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