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Para Yoko, la comunicación es importante. Ella siempre que tiene un problema que resolver con alguien, lo habla, explica su punto de vista e intenta llegar a un acuerdo. Por eso, ella no iba a permitir que Faye durmiera enojada y dolida por su estupidez.

Sak fue amable en no decir nada de vuelta a la mansion, él de por sí es callado y serio. Se concentró más en su trabajo en lugar de hacerse amigo de Yoko como en el otro viaje juntos. Tal vez Sak notó como Yoko apretaba los puños y tenía una expresion culpable, y eso causó que entendiera el mensaje de dejarla sola con sus pensamientos.

Ya está bastante oscuro cuando llegan, pero eso no le importa a Yoko. Ella camina decidida y firme hacia dentro, preguntandole a una empleada donde se encontraba Faye.

-En su oficina, mi señora-responde la amigable mujer, a lo que Yoko asiente y sigue caminando, mas se detiene y regresa donde ella.

-¿Y eso donde es?

Eso le parece divertido a la empleada, mas intenta no sonreír. -Yo la guío.

Yoko comienza a pensar miles de formas de disculparse. Ella no quería sonar de esa manera. Mierda, Faye no había hecho nada malo. Se preocupa por ella y es totalmente comprensiva, Faye es la esposa perfecta para Yoko.

No se ríe de su torpeza, no la juzga ni la hace sentir inferior como otras personas con las que ha salido. Yoko está tan acostumbrada a eso que el hecho de que alguien realmente se interese por su comodidad la abruma. Y aunque sea demasiado, Yoko piensa que debería estar agradecida con Faye.

Una vez que llegan a unas puertas cerradas de madera oscura, la mujer se despide de Yoko y continua su trabajo. Es ahí que Yoko se siente un poco nerviosa. Mas está decidida y abre, entrando en la habitación de inmediato.

Faye está sentada detrás de un escritorio, su brazo en este mientras acuna su mejilla allí, sus ojos en el monitor a su derecha. En el momento que nota la presencia de su esposa, se pone recta lentamente, su ceño fruncido al verla allí.

-¿Qué haces aquí?-no es fría ni molesta, solo está confundida.

-Tú lo dijiste, es nuestra casa-Yoko cierra detrás y camina hasta ella, quedandose a pasos de su escritorio.

-Mh, tambien dije que te quedaras allí.

-Y que somos un matrimonio, no podemos dormir sin la otra.

-Bueno, digo muchas cosas.

Yoko sonríe porque se está haciendo la dificil pero no ha sacado ese lado molesto de ella, la mafiosa no le gusta; le gusta su esposa. Suspira y se acerca un poco más hasta apoyar sus manos en el mueble, Faye levantando una ceja ante ella.

-Yo dije algo muy tonto hoy-admite-. Estaba enfadada pero no es excusa, eso te molestó y ahora me siento terrible. Lo siento mucho.

Faye se suaviza al oírla, su mirada en sus ojos sin intenciones de moverse. Yoko la ve perderse por unos instantes hasta que vuelve a hablar.

-No, yo... Tienes algo de razón en lo que dijiste. Estoy pensando mucho en mí y no en ti como prometí. Estamos casadas, es cierto, pero eso no cambia el hecho de que me conoces hace muy poco. Intentaré ir despacio, ¿de acuerdo? Solo... No me alejes de ti.

Yoko rodea el escritorio hasta estar a su lado, invita a Faye a abrazarla, lo que no es negado. Faye la rodea con sus brazos y se recuesta sobre ella aún sentada, apretando con cuidado. Yoko sonríe y besa su cabeza.

-¿De verdad te interesa saber por qué me casé contigo?-Faye pregunta en un susurro.

-Sí.

-Yo... te vi trabajar en el restaurante de tu amiga Marissa-confiesa haciendo que Yoko hiciera una mueca de confusion-. Rompiste un plato y me trajiste el pedido de alguien más, yo solo me concentraba en el hecho de que eres hermosa y nunca antes había sentido algo como eso. Estaba en una reunión importante por negocios en la ciudad, pero no podía concentrarme viendote ir y venir luciendo como un angel en vida.

Las mejillas de Yoko son puro fuego y agradece tener a Faye abrazandola sin ver pues sería patetico que lo notara.

-Fui dos veces más solo porque quería verte, te encontré y no necesitaba más. Luego tuve que volver a Las Vegas y no pude hacerme tiempo de visitarte y hablarte, así que creeme que fue una sopresa volver a verte y que además me pidieras que me case contigo.

Aún en silencio, Yoko piensa en sus palabras. No lleva mucho tiempo trabajando para Marissa, aún así no puede recordar aquella vez que se encontraron. Quizas fue en sus primeros turnos, donde estaba más torpe de lo normal.

-No le creo a la mierda de amor a primera vista pero estoy dudado despues de conocerte.

-No le creo a la mierda de amor a primera vista pero estoy dudado despues de conocerte

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gangsta | fayeyokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora