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Capitulo Veinte.

  JANE VOLTURI impregnaba los tejidos de la elfina con aquel doloroso veneno

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  JANE VOLTURI impregnaba los tejidos de la elfina con aquel doloroso veneno. Ante el dulce sabor de aquella inaudita agua carmesí, la vampiresa sonrió complacida, pero de un instante para otro aquellas facciones de satisfacción se esfumaron de su rostro al ser invadido un sentimiento amargo. Un temor casi inexplicable llegó a la mente de la rubia, haciendo que se apartara bruscamente de aquella mujer de larga cabellera y la empujara con fiereza, generando que ésta choque contra el suelo.

— Hermana—Alec Volturi corrió a socorrer a la inmortal, la cuál se tomaba el cuello gesticulando con dolor—¿Qué sucede, hermana?— inquirió con preocupación.

—Arde— masculló ella, incapaz de soltar palabra alguna —Arde mucho.

— Debías comenzar la transformación, no un banquete, hermana— comentó él, separándose de la rubia y observando como la elfina se removía con dolor en el suelo.

— Lo sé — espetó ella— Pero no me resistí— informó, aún sujetando su cuello.

  Jane caminó hacia la peliblanca, quién comenzaba a moverse como una lombriz sobre el suelo.

— Pero qué fuerte eres... Siquiera gritas— comentó con malicia.

  Posterior a lo dicho, la maligna rubia caminó hasta la elfina, quién abría mucho los ojos e intentaba no demostrar aquel impresionante dolor que sentía recorrer su cuerpo.
  Charlotte soltó un pequeño jadeo, pero su temor no evitaría que pudiera defenderse.
  Intentó pararse, apoyando uno de sus codos sobre la superficie del suelo sucio, pero el dolor era insufrible. Charlotte no podía aguantar más sufrimiento, se sentía como agua hirviente corriendo por todo sus tejidos, quemándola y pulverizandola en el transcurso.

  Un jadeo escapó de la boca de la elfina cuando la vampiresa sujetó su rostro con ambas manos; el frío de aquel ser inmortal se sentía como una quemadura constante en su piel, incitandola a apartarse de ella.
  Aprovechando la posición de la chica Evans, Jane aún con sus manos en el contorno del rostro de la bella mujer, dirigió una de éstas hacia abajo tomando parte de la pierna de Charlotte y comenzando a ejercer una fuerza descomunal, generando que en menos de unos cuantos segundos la elfina gritara de dolor frente a la quebradura de sus huesos.

—¡DETENTE! ¡YA BASTA!

    Henry se removía con fuerza ante el agarre de sus cadenas. Su rostro estaba rojo de la ira e inclusive podía notarse en su cuello las venas de la zona.

  Alec Volturi no le dió importancia a aquel ser al cual lo consideraban insignificante, únicamente la carnada para la presa.

°THE BOY IS MINE°   ||   Edward Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora