5. Bonita

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If u think i'm pretty, Artemas.
Candy, Doja Cat.


Cuando Boruto despertó, Sarada estaba sobre él, su cabeza descansando sobre su pecho y piernas sobre las de él.

Su celular no dejaba de vibrar en su pantalón, solo que él no los tenía puestos.

Tragó saliva, hizo a un lado a la chica con el mayor cuidado que pudo y buscó por la cama hasta encontrarlo y ver quién lo llamaba.

—¿Sumire? —contestó, colocándose los pantalones (lo bueno es que tenía su ropa interior puesta).

—¡B-Boruto-kun! —estaba llorando—. Kawaki, se lo llevaron los policías... —apenas podía hablar, tartamudeaba entre fuertes sollozos.

Mierda, mierda, mierda.

—Joder... Está bien, respira —buscó su camiseta hasta encontrarla en el piso, luego buscó sus zapatillas tiradas debajo de la cama—. ¿Dónde estás? ¿Sola? —Sarada comenzó a removerse en la cama, apoyándose en sus codos y viéndolo con ojos entrecerrados.

—Hm-mm. —respondió Sumire con un quejido.

—¡¿Sola?! Mierda, mándame tu ubicación e iremos enseguida para allá. —Intentó que su voz no se notara tan ansiosa.

—¿Y Kawaki? —Boruto solo quería matarlo.

—Da igual él, vamos por ti. No te preocupes, llegaremos dentro de poco —tuvo que cortar la llamada y acercarse a la Uchiha. El repentino salto de adrenalina lo empujó a poder conversar con Sarada—. Hola ¿te sientes bien? —tragó pesado y se sentó junto a ella.

La chica tenía todo su maquillaje corrido, miró su propio cuerpo cubierto por las sábanas, las levantó y sus mejillas se pusieron rojas.

—¿Qué pasó? ¿Qué hora es? —se sentó y sostuvo la tela contra sus pechos. Los ojos azules se quejaron fijos en las marcas rojas y moradas en el cuello y escote de Sarada. Él había considerado que quizás no habían llegado tan lejos, pero esas marcas solo las hacía mientras follaba—. ¿Boruto? —Ella tomó su top y lo pasó por sobre su cabeza hasta cubrirse.

—Ah, perdona —apartó los ojos—. A Kawaki lo arrestaron —de nuevo—. Y Sumire está sola quién sabe dónde, tenemos que ir a buscarla —Se levantó y se dio vuelta para dejar que se terminara de vestir en paz—. Vamos en mi auto ¿te parece? Ah, y son las... —revisó la hora en su celular—. Seis de la mañana.

—Eh... Hm ¿Boruto? ¿dónde están mis bragas? —se volteó, ella se había puesto su falda, pero buscaba por la cama y debajo de ella sin tener éxito.

—No lo sé —llevó sus manos a sus bolsillos hasta sentir una tela extraña, lo sacó y vió lo que era. ¿Por qué carajo estaban en su pantalón?—. Oh... Aquí —contestó, algo avergonzado—. ¿Es una tanga?

Ella simplemente se la arrebató y la subió entre sus piernas.

¿Debían hablar? Estaba seguro de que era necesario.

—Sara —murmuró en un tono diferente, y ella lo miró apenada, sabiendo lo que se venía—. ¿Sabes lo que pasó? —aunque era obvio, quería que se lo dijera.

—Nos acostamos. —dijo en voz baja.

—¿Te acuerdas de... algo? —él no se acordaba de todo, eran todo imágenes borrosas.

—No mucho... ¿A qué hora se supone que volvimos a la cabaña? Mierda... me dormí con mis lentes de contacto puestos... —mientras ella se comenzaba a arreglar, Boruto repasó todo en su cabeza.

Debieron llegar al menos pasada la media noche, de ahí las cosas quizás se alargaron hasta las tres y media de la mañana. Ambos drogados debió hacer que la euforia del sexo perdurara por demasiado tiempo hasta quedar satisfechos... ¿Dónde estarían los demás?

ULTRAVIOLENCE (borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora