𝟙 | Discusión

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Era un día soleado de primavera, había contadas nubes en el cielo; Kim Doyoung pintaba un cuadro mientras pensaba en lo que su hijo Haechan opinaría de ellas, siempre tenía opiniones fuertes respecto a las figuras de las nubes y si no coincidías con él comenzaba intensas discusiones. Haechan era un niño bastante curioso, sus habilidades de comunicación eran impresionantes para un infante de cuatro años, incluso si solo las usaba para ponerle los nervios de punta a los adultos a su alrededor. Aún así era un niño muy cariñoso, le encantaban los abrazos y le daba regalos a Doyoung todos los días; también era muy protector, no le agradaba cuando otros se acercaban a su papá, en especial los hombres atractivos, pues temía que si encontraba un novio le robaría toda su atención. Pero era bastante obediente, mientras estuviera a la vista de su padre, claro.

Por otro lado estaba Johnny Suh, quien se encontraba encerrado en su oficina analizando documentos. Debía defender un caso complejo, temía volver tarde a casa pues sabía que su pequeño Jeno no podía dormir sin él. Jeno era un niño responsable, bueno, lo más responsable que un niño de cuatro años podía ser. Era muy honesto y tranquilo, su papá hizo su mayor esfuerzo por ganarse su total confianza para poder ayudarlo en cualquier problema que enfrente en el futuro. En consecuencia Jeno era súper apegado a él, aún con sus largas y constantes jornadas de trabajo; pero eso sí, siempre tenía tiempo para videollamarlo y aclararle que estaba bien y el porqué tardaría en llegar. Pero no se confundan, si bien Jeno era sensible vaya que sabía defenderse, y pronto podrán comprobarlo.

Era una tarde de lunes, la semana apenas había empezado. Johnny comenzaba a organizar su portafolio cuando recibió una llamada en su teléfono, exactamente a las 2:41 de la tarde. En cuanto se dio cuenta de que era la educadora de Jeno dejó a un lado lo que estaba haciendo. —Hola, ¿atiende el padre de Jeno?

—Sí, ¿qué sucede? —cruzado de brazos y recargándose en el cristal de la ventana.

—Verá, disculpe la molestia, pero... —apenada—, hubo un percance entre su hijo y otro estudiante, de ser posible requerimos su presencia para poder encontrar una solución.

—¿Qué tipo de percance? —frunciendo el ceño y detectando un escándalo ocurriendo en el fondo.

—Verá... —con la mano tras el cuello—, tiene un conflicto con uno de sus compañeritos y no conseguimos llegar a un acuerdo, además en cierto punto llegaron a lo físico...

Johnny estaba sorprendido, Jeno nunca se había metido en problemas antes; de hecho recibía elogios por su gran comportamiento en clase, siempre volvía con una estrellita en la frente. Pensó en que no había forma de que su hijo lo hubiera iniciado, y debía abogar por él. —Llegaré en veinte minutos —respondió cortando la llamada e informando a su superior. Guardó todo a la velocidad de la luz y le sobró tiempo para servirse un café y beberlo en el camino. Mientras conducía se iba imaginando las posibilidades, quizá un niño lo insultó y no se lo permitió, quizá vio que molestaban a otro niño y se metió para defenderlo como le enseñó que debía hacer o quizá solo era un tonto malentendido típico de los infantes; por supuesto, no tenía la menor idea de lo que iba a encontrarse.

—¡Señor Suh! —dijo aliviada la educadora viéndolo hablar con el guardia, quien se ahorró el proceso de verificar su identidad—, ¡venga, por favor!

Johnny cruzó la entrada guardando sus lentes de sol, caminando a su lado por los pasillos. —¿Podría explicarme la situación? —con las manos en los bolsillos.

—Uh... verá... —abriendo la puerta, intensificando el volumen de los gritos que se escuchaban desde que ingresó. Dentro estaba un hombre eufórico, con ojos grandes y puntiagudos y labios carnosos en un suave rosa. Vestía una camisa blanca acompañada de un saco azul pastel que le llegaba hasta medio muslo, jeans grisáceos ajustados y botas negras. Pero contrario a la vibra relajada de su atuendo, lo último que estaba haciendo era estar tranquilo.

𝕂inder | JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora