19. Operación Doppelgänger

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Fuutaro estaba ante las hermanas. Todas se veían muy contentas. Más de lo habitual.

–¡He sacado cien puntos en todos los exámenes parciales! –declaró Itsuki con una radiante sonrisa mientras le mostraba las hojas de respuestas, todas con un enorme "100".

Fuutaro quedó mudo de asombro.

–¡Nosotras también! –anunció Ichika, quien sonreía junto a Yotsuba, Mutsumi y Miku. Todas mostraban hojas de examen puntuadas con cien puntos.

Esto le dejó aun más sorprendido.

–Lo admito –dijo entonces Nino–. Eres un tutor increíble.

Ella también había sacado cien puntos en todos los exámenes. El tutor estaba eufórico.

Todas le lanzaron en volandas. Fuutaro se sentía el hombre más feliz del mundo. No se lo podía creer. Sus tutorías habían sido un éxito absoluto. Esto le parecía...

–¡...Un sueño! –exclamó de repente.

Fuutaro volvió a la realidad. Se había levantado del suelo, donde había estado durmiendo.

Fue recordando donde estaba. Se hallaba de nuevo en el ático de las Nakano. Y le vino el baño de realidad.

–Era mucho pedir –suspiró poniéndose en pie mientras se agarraba la espalda.

Dormir en el suelo no era excesivamente cómodo, por muy acostumbrado que estuviera. Aun no se le quitaba el recuerdo de la agradable sensación de haber dormido en un colchón cuando durmió en la cama de Miku. Pero para él una cama era algo muy lujoso.

Miró a su alrededor. Las sextillizas estaban allí, dormidas sobre sus apuntes, salvo Itsuki, quien se había quedado dormida a la mesa del comedor.

Recordó los eventos del día anterior.

–¿¡Qué!? –le había gritado Nino, irritada–. ¿¡Hoy también te vas a quedar a dormir!? ¡Pero si te quedaste hace nada!

–¡Los exámenes son mañana, así que no queda más solución que estudiar todo lo que se pueda la noche de antes! –se justificó el tutor.

–¡Me niego! –gritó indignada–. ¡Itsuki, apóyame!

Pero la pelirroja no se vio por la labor de estar de acuerdo con su hermana.

–Por una noche no pasa nada, ¿no? –replicó.

Así pues, el tutor volvió a pasar otra noche en aquel ático, repasando las asignaturas con ellas. Curiosamente, Nino esta vez sí estudió con ellos, pese a sus reticencias. Según dijo, no tenía otra cosa mejor que hacer.

Los repasos durante ese día fueron intensos. El tutor hizo todo lo posible, aunque tenía la impresión de que cuanto más repasaban, más temas les quedaban pendientes.

No recordó en qué momento le venció el sueño. Probablemente pasada la medianoche.

De vuelta al presente, Fuutaro miró hacia arriba con gesto optimista. El día al fin había llegado. Pronto se enfrentarían a los tan temidos exámenes.

Entonces vio algo que le dejó completamente pálido.

Un bostezo se escuchó a continuación a su espalda.

–Qué pronto te has levantado –le dijo Itsuki, adormecida.

–Itsuki... –dijo él sin volverse para mirarla–. Solo para estar seguro. Entramos a clase a las ocho y media de la mañana, ¿verdad?

Las Sextillizas (Roku-Tōbun no Hanayome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora