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Lea estiró sus dedos lo mas que pudo y alcanzó el picaporte. Tras varios intentos logró abrir la puerta y corrió dentro donde todos voltearon a verla. Su padre estaba allí, también sus tíos y los niños con lo que solía jugar en la casa de Pier. Corrió y no dejó que nadie la detuviera hasta que estuvo frente al hombre que parecía ser el lider.
-Hola. -dijo él.- ¿Qué haces acá nena?
-Estoy buscando al señor que quiere sacarme a mi papá. -dijo ella mirándolo.
-Lea.-llamó Ryan pero el juez lo detuvo.
-Dejela hablar. ¿Por qué decís que quiero sacarte a mi papá?
-Porque el tio Pier dijo que iban a sacármelo para ir con mamá. Pero yo no quiero una mamá, yo quiero a papá. -las lágrimas comenzaron a mojar sus mejilla.- Porque papá me lee antes de dormir y me cuenta muchos cuentos y sabe qué comidas me gusta. También me da muchos besos y me abraza y me quiere. Y yo también quiero a papá. No quiero que me lo saquen, él me cuida de los monstruos y no deja que el tío Dick se coma mis galletitas. No me saque a papi. Quiero a papá. -lloró ella.
-Estoy acá, reinita. Siempre estoy acá.- dijo él arrodillándose a su lado y sacándole las lágrimas.- Te lo prometí, ¿te acordas? Te prometí que nunca iba a dejarte sola y estoy acá.
-No te vayas, papá. Me voy a portar bien. No voy a desordenar. Pero no te vayas.-pidió ella rodeándole el cuello con los brazos.
-Lea Larm va a permanecer con su padre.-dijo el juez dando por finalizado el juicio. Ella comprendió y se separó de su padre, alcanzando al hombre y tomándolo de la mano para que voltee .
-Gracias, señor.
Él se puso de rodillas frente a ella y le acarició las mejillas.
-Nunca dejes de defender lo que crees, Lea. Si queres estar con tu papá, decilo, siempre. Me alegra que llegaras. Ahora andá, tu papá ya te extraña.
Ella sonrió y corrió con su padre. Este la alzó en brazos y besó su mejilla. Miró a Pier con odio pero luego se centró en ella y su gesto se suavizó. Amaba a Lea y no dejaría que se la arrebataran jamás en la vida.

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