El tiempo transcurrió y, poco a poco, Valeria intentó dejar atrás el rencor. Sin embargo, no podía evitar pensar en las palabras de Alejandro. Decidió centrarse en sí misma, en sus proyectos académicos y en actividades que siempre había postergado por miedo o inseguridad. Se inscribió en un curso de pintura, comenzó a practicar yoga y hasta participó en un club de debates de la universidad.Mientras Valeria florecía en su independencia, Alejandro y Sebastián continuaban observándola desde la distancia. Alejandro intentó acercarse varias veces más, siempre con el mismo discurso de arrepentimiento. Sebastián, en cambio, permaneció distante, como si lidiara con sus propios conflictos internos.
Un día, mientras caminaba hacia la biblioteca, Sebastián la interceptó. Su mirada era intensa, como siempre, pero esta vez había algo más profundo.
—Valeria, ¿puedo hablar contigo un momento? —pidió en tono serio.
Valeria lo miró fijamente. Había algo diferente en él, una vulnerabilidad que no había visto antes.
—Adelante, te escucho —respondió con frialdad.
Sebastián se frotó las manos, nervioso, algo completamente nuevo en él. —No sé cómo decir esto sin sonar como un completo imbécil, pero... yo nunca pensé que sentiría algo real por ti. Para mí, al principio, todo era un juego, una forma de probarle algo a Alejandro y a mí mismo. Pero luego... tú cambiaste todo.
Valeria no dijo nada, esperando a que él continuara.
—He estado tratando de evitar mis sentimientos porque... nunca he sido bueno con este tipo de cosas. Pero lo que siento por ti es real —admitió finalmente.
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El juego del corazón
RomancePrólogo A veces, la vida universitaria puede parecer una película, llena de personajes memorables y giros inesperados. Para Valeria, una chica introvertida y amante de los libros, su mundo giraba en torno a sus estudios de física cuántica y las tard...