A pesar de su determinación de alejarse, Valeria decidió que necesitaba hablar nuevamente con Alejandro y Sebastián, no para reconsiderar sus sentimientos, sino para poner fin al ciclo que parecía estar destruyéndolos a todos.
Un sábado por la tarde, decidió encontrarse con ellos. Fue primero a buscar a Alejandro, quien estaba entrenando en el gimnasio del campus. Lo encontró tomando agua después de una sesión agotadora.
—Alejandro, necesitamos hablar —dijo Valeria, con un tono directo pero amable.
Él asintió, visiblemente cansado pero receptivo. Se sentaron en una banca del gimnasio, y Alejandro fue el primero en romper el silencio.
—Sé que no te he dado espacio, y lo lamento. Pero no puedo evitar lo que siento por ti —dijo con voz seria.
Valeria suspiró. —Alejandro, te agradezco que seas honesto conmigo, pero no puedo ser el centro de tus problemas con Sebastián. Ustedes deben resolver sus diferencias sin que yo esté involucrada.
Él asintió lentamente. —Sé que tienes razón. Pero me duele no poder arreglar las cosas contigo. Realmente quiero que confíes en mí otra vez.
—Eso tomará tiempo —respondió Valeria—. Si alguna vez sucede, será porque ambos hemos crecido, no porque uno gane sobre el otro.
Después de esa conversación, Valeria se dirigió a buscar a Sebastián, a quien encontró en una cafetería cerca del campus. Él, al igual que Alejandro, parecía estar lidiando con sus propios demonios. Ambos conversaron por largo rato, y al final, Sebastián admitió que necesitaba encontrar una forma de superar lo ocurrido sin depender de Valeria como una "meta" en su vida.
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El juego del corazón
RomancePrólogo A veces, la vida universitaria puede parecer una película, llena de personajes memorables y giros inesperados. Para Valeria, una chica introvertida y amante de los libros, su mundo giraba en torno a sus estudios de física cuántica y las tard...