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Desde que la noticia de que la futura Emperatriz había perdido a su bebé recorrió el palacio, el lugar se sumergió en un tenso y caótico silencio.

No fue necesario que Lawan, como regente, ordenara un luto ya que fue asumido por casi todos de manera automática. Además, dentro de unos amaneceres debería llegar el Príncipe Zee Pruk, herido de gravedad en el rostro, junto con el cuerpo del Emperador para los ritos funerales. Y los ojos estaban puestos, por supuesto, en Khalan por si ocurría el último golpe de gracia: si se comunicaba la muerte del Príncipe Heredero, entonces el príncipe Khalan sería quién asumiría el trono en unos años más.

Nunew no tenía cabeza para eso. Llevaba encerrado en sus aposentos cuatro amaneceres y todos tenían prohibido entrar... Todos menos Ally.

La hermana del muchacho tenía la tentación, en ese momento, de abrir las cortinas para que entrara un poco de luz natural. Sin embargo, sabía que Nunew no quería nada de eso, y sólo acarició sus sucios cabellos, oyendo sus suaves sollozos. Su hermanito sólo lloraba, gimoteaba y murmuraba en voz baja, acurrucado entre las mantas, y Ally no sabía qué podía hacer para calmar su adolorido corazón.

―Nu ―susurró ella, y no sabía si estaba despierto, porque Nunew sólo se acurrucaba contra su cuerpo y se quedaba allí. Apenas comía algo y tomaba poca agua―, es momento de bañarte, ¿no lo crees, cariño?

―No ―la voz ronca de Nunew, por apenas haber hablado, la estremeció―, no quiero, Ally. A veces... ―un sollozo bajo―, a veces siento que mi bebé todavía está conmigo.

Ally le abrazó con fuerza cuando el llanto apareció otra vez. Ella se preguntaba cómo los dioses pudieron jugar de tan cruel forma con su hermanito menor cuando él no había hecho nada malo. Cuando él jamás fue una mala persona, ni le hizo daño a nadie. ¿Para qué darle ese don, esa virtud, si luego le harían todo eso? Que brutales podían ser.

Luego de que el médico hablara con Nunew, el muchacho enmudeció largos segundos. No lloró de inmediato y Ally se preguntó si es que no había escuchado esas palabras, hasta que lo vio moverse y volver a vomitar. Le dieron un poco de láudano, recomendó el médico, y por lo mismo, Nunew estuvo algo aturdido las siguientes horas. Sin embargo, cuando el efecto pasó, su hermanito se permitió ceder a la locura.

Ella estaba junto con dos sirvientas, pero Nunew, básicamente, destrozó varios espejos, dio vueltas unas mesitas y tiró lejos sus joyas mientras lloraba sin control alguno. Echó fuera a Ploy, Minji y Mabel, gritándoles que quería estar solo, y empeoró cuando ellas trataron de calmarlo. Nunew reaccionó con violencia, ira y dolor, y desgastó su voz con todos sus gritos diciendo que no deseaba que nadie entrara a sus aposentos. Sólo Ally pudo contenerlo superficialmente.

También preguntó por el bebé. Cuando despertó, al segundo día, preguntó qué habían hecho con el cadáver de su hijo. Nunew deseaba enterrarlo, gritó, quería verlo, enterrarlo él mismo. Sin embargo, Ally y Mabel (que entró para servirle el desayuno) le suplicaron que se tranquilizara, que el bebé fue ya enterrado y que, además, no le haría bien a él. Nunew volvió a enloquecer cuando le dijeron eso, gritando que eso le correspondía a él. Él tuvo que ser quién lo enterrara, nadie más, porque era su hijo.

Tuvieron que darle algo para que se tranquilizara.

―Quiero a Zee ―prosiguió Nunew―, lo necesito. Lo quiero conmigo, hermana...

―Pronto llegará ―aseguró ella―, pero Nu, no puedes recibirlo así. Por favor, come algo.

Una risa rota y destrozada.

―Él no me lo perdonará ―hipó Nunew, tan destruido―. Él me va a odiar por esto. Perdí a su bebé. A nuestro bebé.

―No fue tu culpa, cariño...

👑 JEWEL 🤴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora