Antes que nada, me presento: mi nombre es... corrección, era Adrián; solía ser un joven de 24 años. Si me preguntan, me consideraba un chico promedio de mi edad; tenía un trabajo como becario de medio tiempo y estudiaba la carrera de derecho por las tardes. Por mi estilo y ritmo de vida, me era bastante difícil crear relaciones interpersonales, por lo cual, a pesar de ser bastante alegre y algo extrovertido tanto en las prácticas como en la escuela, tenía pocos, por no decir ningún amigo auténtico.
A decir verdad, lo más cercano que tenía a una amiga era mi prima Vicky, la cual apenas era una preadolescente de 14 años (si a decir verdad es un poco triste que mi única amiga fuera 10 años menor que yo y fuera mi propia prima).
Analizándolo más a fondo y después de leer unos cuantos libros de psicología, creo que nuestra conexión partía de un "dilema" emocional que siempre me acompañó desde pequeño. Siempre he estado en demasiado contacto con mi lado femenino; desde la primaria, veía a las niñas pequeñas jugar con muñecas, deseoso de participar, pero por mi género biológico me veía "obligado" por el rol social a participar en algún deporte "algo de hombres".
Pero mi ligera disforia de género no es el tema, al menos no ahora.
Yo aconsejaba y me mantenía tan cercano a mi prima con consejos y asesoría, creo yo, debido a que quería liberar ese lado femenino que me acompañaba a través de ella. En otras palabras, y por retorcido que suene, yo quería vivir su vida, y qué mejor que involucrándome a fondo en ella.
Afortunadamente para mí, cada domingo de cada semana mis tíos Omar y Paty salían de excursión a algún lugar "romántico" todo el día, por lo cual me dejaban a mí a cargo de su casa y de su hija Vicky (después de todo, ¿qué otro hombre adulto de la familia no tiene mejores planes que hacer, que fungir de niñera el fin de semana?).
A decir verdad, no me molestaba, pues platicar con Vicky era bastante ameno y agradable; platicábamos de todo, desde las impresiones de alguna nueva película o serie de Netflix, la asesoraba con alguna tarea complicada, me contaba chismes acerca de sus amigas (en especial de su mejor amiga Daniela) o incluso a veces le daba consejos románticos desde mi perspectiva de "hombre" (aunque confieso que me daba pena, pues llevaba aproximadamente 3 años sin pareja) y tips para conquistar a su crush en la escuela, un chico llamado Christopher.
Esa tarde transcurría como siempre; después de calentar y comer el guisado de pollo de mi tía Paty (el cual no es el más rico, si me preguntan), Vicky me propuso ir a correr al parque que está a tres cuadras de su casa. Aunque yo me sentía muy satisfecho, negué con la cabeza:
Vamos, primo Adrián - dijo Vicky - No seas flojo; además, siempre van a correr muchas chicas lindas al parque y, por lo que me has contado, vaya que te falta conocer una. Puede que hoy sea el día.
Soltó una pequeña carcajada mientras yo me sonrojaba. Que una niña de 14 años me dijera solterón a mis 24 años sinceramente era patético.
-Está bien, vamos - asentí con la cabeza. -Ok, déjame cambio el pijama por ropa para correr y tú... bueno, ponte gel en el cabello o algo. Tienes que ir por ellas, Casanova - y subió con sus pequeños pies tan rápido por las escaleras como sus pantuflas de conejo rosa le permitieron.
Pasé al baño a refrescarme un poco, como sugirió mi prima, y me eché un vistazo en el espejo. El reflejo que me devolvió fue el de un tipo de tez blanca, bajito (aproximadamente 1,67 m), ni guapo ni feo, diría yo, más bien, promedio... es la palabra.
Salí del baño y pude observar a mi prima bajar de su cuarto, con una visera rosa (pues su piel blanca era algo delicada y ella odiaba las pecas), vestida con una hermosa blusa rosa fosforescente ceñida al cuerpo que mostraba sus pequeños, aunque muy lindos atributos, y su bien formada cintura. En la parte de abajo, un leggins negro muy ajustado que mostraba su trasero en forma de corazón (que debo confesar, siempre consideré la parte más linda de su cuerpo), acompañado de unos tenis rosas con suela de aire, que, según ella, le hacían ganar unos cuantos centímetros, aunque francamente no los necesitaba, pues ella medía aproximadamente 1,65 m (y con esos tenis incluso se veía más alta que yo, lo cual debo confesar me acomplejaba un poco).
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Devuélveme mi vida
ChickLit"Devuélveme mi vida" cuenta la historia de Adrián, un joven de 24 años, y su prima Vicky, de 14 años, quienes, tras romper un antiguo jarrón en una tarde lluviosa, intercambian cuerpos de manera mágica. Atrapados en los cuerpos del otro, deben naveg...