"El amor jamás serán las palabras que decimos, porque todos podemos mentir con el corazón vacío, pero si te fijas en sus acciones y en su mirar te darás cuenta si en verdad te ama."
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La luz del atardecer entraba a través de los grandes ventanales de la iglesia, bañando el interior con un cálido resplandor dorado. Aizawa estaba de pie en medio del pasillo central, mirando a su alrededor con una mezcla de emoción y nerviosismo. La iglesia, decorada de acuerdo con los deseos de Bridget, parecía sacada de un sueño. Las flores amarillas, que representaban alegría y esperanza, adornaban cada rincón, desde los bancos hasta el altar.
El ambiente era tranquilo, pero lleno de una energía vibrante que solo podría compararse con la anticipación de un día tan especial. Aizawa caminó lentamente hacia el altar, donde un arco de flores blancas y amarillas formaba el marco perfecto para el momento en que él y Bridget intercambiarían sus votos. Mientras miraba, sintió un nudo en el estómago, no de duda, sino de la inmensidad del compromiso que estaban a punto de hacer.
Después de salir de la iglesia, Aizawa se dirigió al salón de recepciones, ubicado a unas pocas cuadras. Las puertas estaban abiertas, y el equipo de decoración había hecho un trabajo increíble. Las mesas estaban cubiertas con manteles blancos, y en cada una, un centro de mesa de flores amarillas y blancas combinaba perfectamente con la decoración de la iglesia. Las luces suaves colgaban del techo, creando un ambiente íntimo y romántico, justo lo que Bridget había deseado.
Aizawa caminó por el salón, imaginando cómo se vería todo al día siguiente, cuando amigos y seres queridos llenarían el espacio, celebrando su unión con Bridget. Sabía que, a pesar de los desafíos que habían enfrentado juntos, este sería el comienzo de una nueva etapa en sus vidas, una llena de amor, apoyo mutuo y una promesa de estar juntos, sin importar lo que el futuro les deparara.
Se detuvo un momento frente al lugar donde estarían sentados él y Bridget. La mesa principal estaba adornada con una guirnalda de flores que colgaba por los bordes, y justo detrás de sus sillas, un gran cartel decía: "Sr. y Sra. Aizawa", una realidad que lo hacía sonreír cada vez que lo veía. Pensar en el título "esposo" le causaba un pequeño vértigo, pero era algo que abrazaba con todo su ser.
Aizawa respiró profundamente, dejando que el momento se asentara. Mañana sería el día en que él y Bridget comenzarían oficialmente su vida juntos, como marido y mujer. Habían pasado por tanto, y mañana sería la culminación de todo, pero también el inicio de un nuevo viaje. Aizawa se sentía listo. Tenía a la mujer que amaba, y ambos estaban construyendo una vida juntos basada en el amor y el respeto.
Antes de irse, hizo una última revisión, asegurándose de que todo estuviera perfecto. Sabía que Bridget estaría encantada al ver cómo todo había quedado, y él quería que cada detalle fuera tal y como lo habían imaginado juntos. Mañana sería un día perfecto, no solo por la ceremonia, sino porque estarían rodeados de quienes más los amaban y apoyaban.
Con una última mirada a la iglesia y al salón, Aizawa sonrió para sí mismo, sabiendo que el próximo día marcaría el inicio de una nueva vida junto a Bridget. Todo estaba listo, y él no podía esperar a verla caminar hacia él, lista para convertirse en su esposa.
