El gran día PARTE 3

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ADVERTENCIA: Contenido +18

Taylor luego de estar un rato con su hermano y Sydney volvía de nuevo a la mesa donde ella se sentó con sus hijos, Evie comía pastel tranquilamente, mientras que Charles la miraba, probablemente le estuvo cuidando el paso durante su ausencia en la mesa, en eso se parecía mucho a Travis.

A pesar de que cargaba con el peso de una bebé que estaba casi a punto de nacer todavía se veía con la gracia de una super modelo, la rubia manejaba las zapatillas de tacón alto a la perfección, años de práctica le habrían ayudado, esperaba no le molestaran los pies después, llegó hasta la mesa donde encontró a su esposo todo ido.

—Trav—

Él le estaba mirando el escote, era una zona de la cual no se pudo concentrar tanto con todo el embrollo en el que se metió anteriormente, pero ahora que su mente se hallaba relajada, sus ojos no iban a ir en otra dirección.

—¿Travis?, Travis — Taylor le habló, de la nada, dirigió su mirada a la muñeca izquierda de su esposo, ¿Qué era esa cosa verde en su reloj?

Él reaccionó. —Lo siento, ¿Sí? —

—¿Qué es eso? — le señaló.

—¿Qué? — se miró el reloj. —Oh— se estaba aguantando la risa.

—Travis, ¿Qué es? — no entendía.

—Nada, basura nada más— tomó una servilleta para limpiarse, no notó que le quedaban rastros de esa cosa misteriosa que tocó en la basura al creer que los anillos estaban ahí, la verdad es que precisamente esa noche no pensaba en contarle lo sucedido, al menos hasta que volvieran a Kansas, no quería arruinar sus planes nocturnos.

—Ok— se sentó a su lado.

—Mami— Charles extrañó a su mamá esos minutos.

Taylor tomó la cara de su hijo y besó su mejilla. —¿Han estado bien?, ¿Cómo resultó todo?, fue un alivio que hicieran lo que tanto ensayamos por días— agarró su vaso para beber agua.

—Sí, muy bien, te dije que tendría todo bajo control, ya sabes, no hay nada que Travis Kelce no pueda hacer— dijo orgulloso.

—Estoy segura de eso— rio, tomando también su cara para besarlo.

—Tay— la mano de Travis ya estaba postrada en las piernas de su esposa, no podía ir más debajo de la tela porque era tan larga la vestimenta que no le daba oportunidad de movimiento, sin embargo, se conformaba por ahora con sentirla por encima.

—Trav— rio.

Él continuaba apretando suavemente.

—Travis, aquí no— dijo riendo. —Para—

—Tú tienes la culpa— le dijo serio.

—¿Qué?, ¿Y porque tengo yo la culpa?, ¿Ah? — le preguntó divertida.

—Por ser irresistible, claramente— se aguantó la risa.

Ella estaba riendo. —Estoy muy embarazada ahora mismo— no se sentía de los más "irresistible"

—¿Y?, eso no te lo quita, Tay—

—Dios— no paraba de reír, no podía negar que todo lo que le estaba diciendo su esposo le agradaba en extremo, estaba agradecida de que a pesar de que se encuentra esperando a su siguiente bebé el calor que emanaban ambos no paraba. —Travis, me estás haciendo querer irme ya— cerró sus piernas cuando sintió la enorme mano de su hombre posarse en su muslo.

—¿Te sientes de ánimo para eso?, ¿No estás cansada? — alzó una ceja, curioso, quería saberlo, porque en cuanto le diera la respuesta que él quería oír, trataría de algún modo de que funcionara a pesar de estar rodeados de familia de ella y de sus hijos.

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