Parte 17 Una cruda madrugada

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Horas después me veía manejando a su apartamento. El ambiente que había experimentado durante la noche anterior era completamente diferente al de mi vida cotidiana como adolescente. La adrenalina y la excitación de la noche anterior seguían en mi sistema, y la perspectiva de enfrentar mi vida como hombre se volvía cada vez más compleja.

Me quité el abrigo y me dejé caer en el sofá, sintiendo el peso de la noche. Había algo perturbador, pero también fascinante en la forma en que las bailarinas se movían, en cómo sus cuerpos se exhibían con total confianza. La experiencia había sido intensa, y el contacto cercano con las chicas y la energía del lugar habían dejado una marca en mí.

El teléfono de Adrián, en el que yo estaba, vibró. Era un mensaje de uno de sus amigos, preguntando cómo había estado la noche. Le respondí con un mensaje breve, sin entrar en detalles. La noche había sido tanto liberadora como confusa.

Decidí darme una ducha para relajarme y despejar mi mente. Mientras el agua caía, me sentí atrapada entre dos mundos: el de la vida de adolescente que había asumido y el del cuerpo masculino que ahora ocupaba. El contraste era desconcertante. El cuerpo de Adrián, con su fortaleza y sus características masculinas, era un terreno que aún me costaba entender completamente.

Me envolví en una toalla y me miré en el espejo, sintiendo una mezcla de inseguridad y desafío. El rostro de Adrián, ahora reflejado en el espejo, parecía extraño y familiar al mismo tiempo. La noche había sido una mezcla de liberación y confusión, y me encontraba en una encrucijada sobre cómo seguir adelante.

Unos minutos después, me vestí con una camiseta y pantalones cómodos, tratando de encontrar claridad en medio del caos. Los recuerdos de las bailarinas y la interacción con las chicas se mezclaban con mis pensamientos mientras conducía a ver a mi primo.

Devuélveme mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora