Capitulo 3.-

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Bien, cuidar a niños es más difícil que cuidar a un adulto, eso estaba claro, habíamos empezado a jugar a las escondidas, me tocó esconderme y a Sofía encontrar, pues cuando me tocó buscar como no conocía la casa, entraba a habitaciones que no debía. Estaba intentando escapar de Sofía para que no me encuentre hasta que me topo con Edgar que al ver como yo me escondía y como Sofía estaba cerca me jalo hacia el lugar donde el se escondía, para mí mala suerte era un poco muy pequeño para ambos, haciendo que mis pechos queden totalmente presionados contra él.

Cuando intenté salir del escondite sin importar que me viese Sofía el apretó su agarré en mi muñeca y con su mano libre tapó mi boca para que no haga ruido, carajo, como un niño menor a mi puede ser más fuerte que yo y como llegue a está situación tan incómoda, pensé y asentí a modo de darle a entender que no haría nada, pero el no quitó su mano de mi boca hasta que se le dió por quitarme un mechon del rostro y al hacerlo me examinó con cuidado haciendo contacto visual conmigo.

-Los encontré! -dijo la pequeña Sofía con una dulce sonrisa y nos jaló de las manos a ambos. -Por cierto, ya me cansé y si vemos películas? -pregunta feliz. -

-Por mi genial... -deje intentando quitar el nerviosismo de mi sistema, es un niño, aún que no pareciera uno, lo era, me intente decir. -Voy por palomitas, ya vuelvo, hasta eso ponga la película.

Pedí y fue hacia la cocina dónde lave mis sudorosas manos, se ponían así cuando me ponía realmente nerviosa y este era el caso, al terminar seque mis manos e intente alcanzar las palomitas de la repisa, pero, estaban realmente altas.

-Bueno, sin palomitas entonces...

Dije rindiendome hasta que alguien las alcanzo por mi, mire a Edgar y le sonreí suavemente a modo de agradecer e iba a decírselo, pero, el solo me jalo hacia la sala, durante la película nos aburrimos así que nos comenzamos a hacer preguntas.

-Y cuántos años tienes, Aurora? -pregunta curiosa la pequeña mientras me mira y yo sonrió. -

-Dieciocho y ustedes.

En cuanto pregunté sentí la mirada de él en la nuca, era fuerte y me martillaba haciendo que quisiera que dejara de hacerlo, por lo que lo mire mostrando mi confusión aún que lo tomo como curiosidad ya que sonrió ligeramente burlón.

-Yo tengo siete. -dijo feliz la niña y finalizó con un. -Ya soy grande.

-Yo tengo catorce, casi quince.

-Oh, si, tú ya eres muy grande, toda una señorita. -digo apuntando a Sofía mientras sonreía. -Y a ti, te falta crecer. -Le digo a Edgar, aún que no parece gustarle la idea pues me mira mal y aprieta el libro que tiene en la mano volviendo a sumergirse en la lectura. -¿como les van en la escuela ya hicieron amigos?

Pregunto, pero, Edgar no vuelve a hablar más, así pasamos, charlando con la pequeña Sofía hasta que llega su mami, cuando ya es momento de despedirme, beso la frente de la menor y el pelinegro me toma por sorpresa cuando se me acerca y me da un beso en la comisura del labio a lo cual su madre solo sonríe con dulzura en cambio yo me alejo frunciendo el ceño.

-Hasta luego. -digo y me voy.-

𝐀𝐮𝐫𝐨𝐫𝐚- 𝙰𝚝𝚛𝚊𝚙𝚊𝚍𝚊 𝙿𝚘𝚛 𝙻𝚘 𝙳𝚎𝚜𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚒𝚍𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora