Capitulo 4.-

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Había estado corriendo y haciendo ejercicio la mayoría de la mañana aprovechando que no habían clases ese día, cuando llego a la puerta de mi casa noto que hay un paquete, algo confundida me agachó a recogerlo y efectivamente, no era nuestro, era de los Green.

Suspiro ya que últimamente los veo hasta en la sopa, pero, sonrió y les llevo el paquete, tocó dos veces y dejo el paquete en su puerta para irme rápido ya que no quiero hablar con ellos, pero, la puerta se abre antes de que yo me pueda alejar lo suficiente.

-Señorita...Hellshire? -pregunta una voz grave detrás de mi y yo me giro lentamente fingiendo una sonrisa, era el señor Green, jamás había hablado con el, pero, sin duda que tenía el mismo aire imponente que toda su familia portaba.

-Buen día, dejaron... -me agachó con cuidado tomando el paquete en mis manos sintiendo su mirada en mi todo. -Esto, es suyo, se los vine a entregar...

-Que amable. -dice con una sonrisa y toma el paquete. -No quiere pasar?  Podríamos invitarle un té, ya que no había tenido el honor de hablar con usted hasta ahora..

Su penetrante mirada dicen que no es exactamente una pregunta y si lo fuera no aceptaría un no como respuesta y no es como que yo pudiera responder eso.

-Yo....estoy sudada por el ejercicio....y huelo mal supongo...tal vez otro día.

-Lo sé y sin embargo, sorprendentemente huele bien después de su ejercicio, pero, está bien, será para otra ocasión. -dice con una ligera sonrisa. -

-Gracias...

Agradecí sintiendo como mis mejillas se tiñeron de un pálido rosa ante su  "halago" y le brindo una ligera sonrisa antes de irme a casa. Ya estando allí suspiro, al fin votando el aire que había coleccionado mientras conversaba con el señor Green, ambiente había sido tenso, pero en fin, sin pensarlo mucho subo a mi habitación donde empiezo a deshacerme de mis prendas de vestir.

Durante todo el transcurso que había sido breve había sentido esa extraña sensación de cuando alguien de observa y bueno, al parecer ojo de loca no se equivoca por que cuando gire me encontré con Edgar, mirando desde la ventana de su casa.

-No puede ser....

Susurro y me coloco la toalla rápido para cerrar las cortinas de la ventana, ese muchacho del demonio, me estaba observando, tanto tiempo a pasado con esa casa deshabitada que ya se me olvida que ahora tiene dueños, y para colmo con un hijo puberto algo raro que me puede mirar mientras me cambio y hacer dios sabe que cosas con esa imagen mental, la sangre sube a mis mejillas, pero, sin más de voy a duchar, a seguir con la vergüenza allá por qué dudo que en verdad huela tan bien como el señor Green dijo.

Ya era tarde, muy tarde para estar despierta, pero, estaba haciendo mis tareas hasta que oigo llegar a mamá, por lo que dejó el lapicero en la cama tronando mis dedos.

-Mamá, si llegas con hambre hay comida, puedes calentarla y comer! -grito desde mi cuarto mientras sigo en lo mío, pero, no hay respuesta. -Ma!

Me asusto un poco, dramatizando en realidad, ya que tal vez no me escucho, más sin embargo, bajo de mi cama y salgo de mi habitación, sin duda en una película de terror yo sería la típica chica tonta a la que todos le quieren pegar con el control en la cabeza, me rio ante ese pensamiento y bajo con cuidado, pero a quién me encontró no es a un asesino sino a...

-Edgar? -digo confundida y bajo rápido hacia el sin caer en cuanta que ando con unos shorts algo cortos para las hormonas de un adolescente, que en la mañana estaba observandome mientras me desvestía. - ¿Que haces aquí?

-No hables tan duro ¿Quieres? -pide al escuchar que alzo un poco mi tono de voz y me acerca poniendo su mano en mi boca. -Me viste viéndote, que sentiste?

Su pregunta me tomo desapercibida y me dejó en silencio por un momento o tal vez fue su sinismo, ni siquiera le daba vergüenza lo que hizo ¿Enserio?

-Que? No sé de que hablas... -Quite su mano de mi boca y me iba a hacer la desentendida hasta que me di cuenta. -no puedes hacer eso, está mal espiar a las chicas.

-Yo te voy a decir lo que sentí. -La tomo de sus hombros y la empujó con algo de fuerza contra una pared, tapo su boca para que no hable y se acercó a su oido. -Me gustó lo que ví, quise tocar y no solo ver, quise tomar y colocar esa linda mano que tienes aquí.

Senti como con su mano libre me hizo tocar su ahora notable erección lo cual me hizo abrir los ojos demás, intente apartarme, horrorizada por qué estaba mal, jodidamente mal lo que hacía, pero, no me permitió separarme ni un poco, en cambio siguió.

-Quise morder cada centímetro de tú suave piel.. -se acercó más para morder mi oído con algo de fuerza, cosa que me hizo chillar, luego hizo lo mismo con mi cuello, mis ojos empezaban a arder, avisándome que pronto estaría  llorando. -Y tú, después de coquetear con mi padre no pudiste hacer más que cerrar la maldita ventana sin dejar que siquiera te mire.

Sentí alivio al ver que quito sus manos de mi y se alejo, más sin embargo me asusté cuando golpeó la pared al lado mío, un poco más y tendría un moretón en el pómulo, me sentía estúpida de no poder defenderme, ya que a pesar de que era menor que yo, era casi más  alto que yo y al parecer más fuerte también y que mamá no este me hace sentir indefensa y terriblemente asustada.

-Te puedes ir....por favor.. -pido sin verlo. -por favor..

𝐀𝐮𝐫𝐨𝐫𝐚- 𝙰𝚝𝚛𝚊𝚙𝚊𝚍𝚊 𝙿𝚘𝚛 𝙻𝚘 𝙳𝚎𝚜𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚒𝚍𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora