Carlos era uno de los chicos más populares de la universidad, con una vida que cualquier persona envidiaría. Sin embargo, todo cambió la noche en que traicionó a su novia, Lucía, durante una fiesta. Lo que Carlos no sabía es que Lucía tenía poderes...
El día había llegado. Carlos, aún atrapado en la confusión y la incredulidad, esperaba en el mismo parque donde Lucía lo había confrontado. Había pasado la noche en vela, dando vueltas en la cama, tratando de procesar lo que estaba a punto de suceder. A pesar de sus intentos por convencerse de que Lucía solo estaba hablando en serio, su inquietud era palpable.
Lucía apareció nuevamente, esta vez con una expresión decidida y serena. Su presencia irradiaba una determinación que Carlos no podía ignorar. Al verla acercarse, Carlos sintió un nudo en el estómago y un temor que lo hacía temblar. Lucía se detuvo frente a él, su mirada implacable.
—Carlos, es momento de que enfrentes las consecuencias dijo Lucía con una voz firme. Sin darle más tiempo para responder, Lucía comenzó a murmurar un hechizo en un lenguaje que Carlos no comprendía. La energía mágica se arremolinaba a su alrededor, creando una sensación de vibración en el aire.
Carlos sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo, y antes de que pudiera reaccionar, comenzó a experimentar un cambio profundo y doloroso. Primero, fue una sensación de tirantez en la piel, como si su cuerpo estuviera estirándose y ajustándose. Carlos observó con horror cómo sus músculos y su estructura ósea se reformaban, cambiando de forma bajo la influencia de la magia. Sus piernas se alargaban y tonificaban, mientras su torso se ajustaba de manera similar. La ropa que llevaba puesta comenzó a sentirse demasiado ajustada y a cambiar de forma junto con él.
A medida que el proceso continuaba, Carlos sintió un ardor creciente en su pecho. Miró hacia abajo y vio cómo su pecho comenzaba a cambiar drásticamente. La piel se estiraba y se moldeaba, creando una forma más redondeada y firme. Sus pechos crecían lentamente, cada vez más prominentes y definidos. La sensación era extraña y completamente ajena a cualquier experiencia previa. Cada movimiento, cada cambio en su cuerpo, parecía resonar con un dolor sordo y una sensación de incomodidad creciente.
La transformación no solo alteró el tamaño de sus pechos, sino también su forma. Se volvían cada vez más perfectos, con una curvatura que parecía esculpida a la perfección. Los pezones, que antes eran casi imperceptibles, se volvieron más prominentes y sensibles, acentuando aún más el cambio. Carlos podía sentir cada pequeño ajuste y cada nuevo crecimiento con una claridad inquietante.
Lucía observaba con atención mientras la transformación alcanzaba su clímax. Finalmente, el proceso se detuvo. Carlos, ahora una joven de 19 años con una figura impecable y una apariencia perfecta, se miró en el reflejo de una fuente cercana. La imagen en el agua mostraba una mujer joven con pechos perfectamente formados, una cintura esbelta y una expresión de asombro en su rostro.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Carlos estaba paralizado, la realidad de su nueva forma le resultaba casi insoportable. Su mente luchaba por aceptar el reflejo que tenía ante él, la imagen de una mujer que no solo era físicamente diferente, sino que también le ofrecía una oportunidad única para reflexionar sobre sus acciones.
Lucía se acercó y colocó una mano en el hombro de Carlos, ahora en su nueva forma.
—Ahora, Carlos, entenderás lo que es estar en una posición vulnerable, y aprenderás lo que significa realmente enfrentar las consecuencias de tus acciones.
Carlos, con lágrimas en los ojos y una mezcla de ira y desesperación en su corazón, sabía que no había marcha atrás. La transformación era completa, y el castigo que Lucía le había prometido estaba por comenzar.