Capítulo 5: Problemas en la Universidad

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El primer día de Sofía en la universidad fue un torbellino de emociones. Aunque la transformación había sido drástica y desafiante, Lucía había utilizado sus poderes para asegurar que todos en la universidad olvidaran quién era
Carlos y aceptaran a Sofía como una nueva estudiante. Los compañeros de Sofía, los profesores, e incluso los amigos y conocidos de antes, ahora solo la conocían como una joven de 19 años que acababa de ingresar a la universidad.
Sofía intentaba adaptarse a esta nueva vida, mezclándose con su entorno y tratando de aparentar normalidad. A pesar de sus esfuerzos por concentrarse en las clases y participar en las actividades académicas, el nerviosismo y la incomodidad de su nueva forma no desaparecían.

Caminaba por los pasillos, sintiendo miradas curiosas que no lograba identificar. La realidad de ser vista como una mujer joven, con un cuerpo completamente diferente, se sentía extraña y desconcertante. Mientras se dirigía a su siguiente clase, Sofía llevaba un vestido blanco que le había costado mucho esfuerzo ajustarse.

Aparentemente, estaba empezando a encontrar un ritmo en su nueva vida cuando, de repente, el hechizo de Lucía hizo efecto. Sin previo aviso, el vestido de Sofía comenzó a desintegrarse lentamente.

Primero fue un ligero rasgón, luego el tejido comenzó a deshacerse en pequeños pedazos. Sofía, perpleja, intentó cubrirse con las manos y buscar un lugar donde refugiarse, pero su ropa seguía desapareciendo. El pánico la invadió cuando se dio cuenta de que el vestido había desaparecido por completo, dejándola completamente desnuda en medio del pasillo abarrotado.

La reacción de los estudiantes fue inmediata. Los gritos y murmullos comenzaron a resonar por todo el pasillo. Sofía sintió su rostro arder de vergüenza mientras intentaba cubrirse con las manos, pero no podía hacer mucho para ocultar su desnudez. Su corazón latía con fuerza, y la desesperación creció al ver que no había manera de escapar de la mirada de los demás.

Algunos compañeros intentaron ayudarla, ofreciendo chaquetas o abrigos, pero el caos se apoderó del lugar. Los teléfonos móviles comenzaron a tomar fotos y videos, y la situación se volvía cada vez más incómoda. Sofía sentía que el suelo se desmoronaba bajo sus pies mientras la humillación se apoderaba de ella. Era como si todos los ojos de la universidad estuvieran puestos sobre ella, resaltando cada detalle de su cuerpo desnudo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Lucía apareció en el pasillo. Su presencia era tan calmada como siempre, y observó la escena con una mezcla de desaprobación y satisfacción. Se acercó a Sofía y, con un simple gesto de su mano, hizo que el vestido reapareciera en su cuerpo. El vestido, ahora intacto, volvió a envolver a Sofía, pero el daño estaba hecho. La vergüenza y el dolor seguían presentes, aunque su ropa estaba de vuelta.

Lucía se dirigió a Sofía con una mirada que mezclaba frialdad y comprensión.
-Este es solo el primer castigo, Sofía.
Quería que experimentaras la humillación pública, para que pudieras entender la magnitud de tus acciones y cómo afectan a los demás.

Sofía, aún temblando y avergonzada, no pudo evitar llorar. Las lágrimas caían libremente mientras se sentaba en el suelo, rodeada de miradas curiosas y murmullos despectivos. La realidad de su situación estaba comenzando a ser demasiado difícil de soportar. Cada paso hacia la adaptación y la aceptación de su nuevo rol parecía ser un desafío monumental, y el primer castigo había sido tan doloroso como lo había anticipado.

Lucía, después de asegurarse de que Sofía estuviera cubierta y en un estado más tranquilo, se despidió con una última advertencia.

—Recuerda, esto es solo el comienzo. Cada día tendrás que enfrentar un nuevo castigo. Solo cuando hayas aprendido verdaderamente de tus errores, entenderás el valor de tus acciones y el dolor que has causado.

Con esas palabras, Lucía se alejó, dejando a Sofía con una sensación de desolación y una certeza inquietante de que el mes por delante estaría lleno de desafíos y lecciones dolorosas.

EL CASTIGO DEL INFIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora