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Da una calada profunda a su cigarrillo, alejando su brazo hasta el cenicero que descansa en el buró junto a ella. La única luz que alumbra la habitación viene de una larga lámpara, parada en la esquina derecha del lugar. Su luz es naranja, tenue. En 5 minutos ya se ha fumando dos y éste es su tercero. El humo se le atasca por la garganta pero no toce, simplemente se queja en un gemido. Y no precisamente por culpa de esa nubecilla negra.

Sana está haciendo su trabajo, chupando a Tzuyu. Sabe que a su bebé le encanta hacerlo y no podía negarse a sus pedidos para jugar.

Siente como la menor aprieta la base de su pene, chupando la punta, haciéndola gemir roncamente. La coleta de Sana rebota sobre su cabeza por los movimientos que hace
Algunos cabellos se escapan de ella, cayendo al rededor de su rostro. Haciéndola lucir más hermosa y delicada de lo que ya es por costumbre.

Llevaban así, tal vez ¿año y medio? Tzuyu cree que si. Ninguna de las dos sabía como habían empezado. Sólo recuerda que un día Sana ya estaba empotrada a la meseta de la cocina, gimiendo por su Mami estaba en lo más profundo, dentro de ella. Al principio habían pensando que sería cosa de una vez, porque la rubia se sentía culpable. Tzuyu la entendía, pero necesitaba más. Las cosas se fueron haciendo frecuentes. Cada mes, cada semana, cada tres días... todos los días. Sana comenzó a llamarla Mami y desde ahí la azabache se dio cuenta que no iban a parar.

Nadie sabía de esto, sólo Tzuyu y Sana. O eso era lo que la mayor creía, porque la de ojos chocolate le había contando todo a su prima Momo, quien juró mantener la boca cerrada. Y ha cumplido su juramento. Obviamente, Xiaoting no estaba enterada de eso. A Tzuyu le daba un poco de risa, incluso, a veces ellas eran muy obvias. Se guiñaban los ojos, se envían miraditas y la mujer ignoraba todo ello. Seguro estaba tan atareada con la boda, que no podía pensar en nada más.

Tzuyu sale de sus pensamientos cuando los dientes de Sana aparecen en el acto. Su cara de contrae de placer, juntando las cejas y cerrando los ojos. Como instinto, alza las caderas, pidiendo más. Alcanza el fondo de la garganta de la japonesa, provocando una arcada. Eso no la desanima, al contrario. Ayuda a que haga su trabajo más rápido y profundo. Las uñas esmaltadas en azul cielo de Sana se entierran en las caderas de Tzuyu, cuando ella comienza a restregarse contra el colchón. Xiaoting siempre odió que Sana fuera tan delicada. Que usará esmaltes coloridos, cosas en el cabello, y que estuviera siempre atado en una coleta. Todo eso es lo que Tzuyu ama. Ama a su delicada bebé.

──Mami... ──Sana se queja con voz rota.

Sigue frotándose, imaginando que es su Mami quien la toca. Le encanta chupar a Tzuyu, porque sabe que lo disfruta. Además, cuando termina le dice que ha sido una buena bebé, tomándolo todo hasta el final. Hoy su Mami sabe a fresas, posiblemente por el jabón de baño.

Cuando la rubia entró a la habitación para acomodar la ropa limpia, Tzuyu estaba saliendo del baño. Con el cuerpo y cabello húmedos, una toalla colgaba por su pecho. Sana le había sonreído inocentemente. Cuando terminó, la azabache ya estaba recostada en la cama, tocándose a ella misma. Los ojos cafés de la joven habían brillado en total deleite de ver a su Mami así.

──¿Puedo jugar contigo, Mami? ──Sana preguntó, acercándose a ella, lentamente. Observando las manos de la azabache subir y bajar por su grueso y largo falo.

Tzuyu le sonrió de lado.

──Sabes que sí, princesa.

Sana ama ser llamada así. Le gusta que al momento de estar con Tzuyu, le hable de manera delicada pero sucia a la vez. Siempre diciéndole apodos como: Bebé, nena, o el favorito de Sana. Princesa.

Porque ella es la princesa de Mami.

Entonces, con una mano sostiene la polla de Tzuyu, y con la lengua traza todas y cada una de las venas que sobre salen de la erección. Tiene la punta roja, casi morada y húmeda de la saliva de Sana y el líquido preeyaculatorio. Oye a la mayor jadear por falta de aire. La conoce muy bien y sabe que es lo que le gusta o no. Esto le encanta. De un sólo golpe, se mete todo la boca, tarareando de gusto. Tzuyu gime por las vibraciones de la garganta de Sana. Se siente tan bien que pronto se correrá. Pero hoy no tiene ganas de hacerlo en su boca.

──Venga, bebé. En cuatro, ahora. Mami quiere comerte antes de follarte como te gusta.

Sana da una última lamida a la ranura de la cabeza, limpiando el líquido de presemen que sale. Siente desfallecer por la propuesta de Tzuyu. Le encanta ser comida por su Mami.

──Quítate la ropa.

todo por mami ; satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora