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Taehyung sintió un cosquilleo en su rostro, algo frío y molesto que lo sacaba de los últimos retazos de su sueño. Abrió los ojos con lentitud, parpadeando varias veces mientras la luz tenue del amanecer se filtraba por la pequeña ventana de la cabaña. El aire era fresco, impregnado con el olor de la madera húmeda y algo más... tal vez humo. Se frotó los ojos con el dorso de la mano, todavía sintiendo el peso del cansancio en sus párpados, pero no tardó en recordar dónde estaba.

No en su cama, no en su hogar. Estaba en la cabaña.

El colchón duro y el cobertor áspero bajo sus dedos eran la primera señal de que lo que había pasado el día anterior no había sido solo un sueño. Se incorporó lentamente, notando el dolor sordo en sus músculos, especialmente en sus piernas. Recordaba haber caminado durante horas, después del encuentro con esos hombres extraños, después de haber sido arrastrado a este lugar desconocido. Taehyung intentó convencerse de que todo había sido producto de su mente agotada, pero la realidad lo golpeó cuando escuchó una voz familiar.

—¡Ey, Taehyung! —Yoongi, con su sonrisa de siempre, irrumpió en la habitación mientras abría la puerta de golpe. Sus pasos eran rápidos y livianos, como si ya hubiera estado despierto durante horas. —Es hora de levantarse. El desayuno está listo abajo, y Seokjin odia que lleguen tarde.

Taehyung lo miró con incredulidad mientras su mente aún intentaba ponerse al día con los eventos del día anterior. Se pasó una mano por el cabello desordenado, el tacto frío de su piel haciéndole comprender que esto no era un sueño del que podía despertar simplemente cerrando los ojos de nuevo. Todo era real.

Observó el reloj en la pared.

—Cinco de la mañana... —murmuró para sí mismo, la incredulidad en su tono era palpable. Apenas había asimilado el lugar en el que estaba y ya lo estaban sacando de la cama.

Yoongi rió entre dientes, como si la sorpresa de Taehyung fuera algo que había visto una y otra vez. —Te acostumbrarás. Además, las mejores cazas ocurren temprano —dijo con entusiasmo, como si nada en el mundo pudiera ser más emocionante que madrugar para enfrentar a las sombras.

Taehyung no respondió. En su lugar, deslizó las piernas fuera de la cama, el frío del suelo de madera le hizo estremecerse. Mientras buscaba algo con lo que abrigarse mejor, sus pensamientos seguían enredados en el caos de lo que había sucedido. El día anterior se sentía lejano y difuso, pero cada detalle seguía ahí: el miedo, la confusión, los rostros de Jungkook y Seokjin, y la oscura certeza de que había sido arrastrado a un mundo completamente distinto al que había conocido.

—¿Sabes? —dijo Yoongi, observando a Taehyung mientras este intentaba procesar la realidad. —Jungkook puede parecer duro, pero en el fondo... bueno, supongo que con el tiempo lo entenderás.

Taehyung lo miró por el rabillo del ojo, recordando el encuentro con Jungkook la noche anterior. Las palabras afiladas, la frialdad en su voz, y el toque de oscuridad que parecía rodearlo como una sombra propia. No podía imaginarse a Jungkook siendo amable, mucho menos comprensivo, pero no tenía energías para discutirlo.

—Claro... —respondió con un leve encogimiento de hombros, sin querer indagar más.

—Bueno, apresúrate. El desayuno no espera para nadie —dijo Yoongi, señalando hacia la puerta antes de girarse y salir al pasillo.

Cuando la puerta se cerró tras él, Taehyung dejó escapar un suspiro. Por mucho que quisiera negarlo, tenía que enfrentar los hechos. Estaba atrapado aquí, en esta cabaña en medio de quién sabía dónde, rodeado de extraños que hablaban de cazar sombras y seguir reglas que aún no entendía del todo.

<< Esto no puede ser real >> pensó, pero sabía que lo era. Era dolorosamente real.

Finalmente, se puso de pie, sus movimientos lentos pero decididos mientras se acercaba a la ventana. La luz del amanecer bañaba el paisaje exterior en tonos suaves de naranja y rosa. Los árboles se mecían suavemente con la brisa, y en la distancia, podía ver una ligera neblina cubriendo el suelo, como si todo aún estuviera despertando junto a él. El aire frío golpeaba su piel, haciéndole sentir vivo de una manera incómoda y extraña.

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⏰ Última actualización: Aug 26 ⏰

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