Capitulo 7
ARTARBUR FICXIA - CASTILLO WORWICK
En medio de la silenciosa habitación, el príncipe caminaba sumido en las sombras que rodeaban su cuerpo, las mismas sombras que hicieron brillar una copa de cristal que yacía rota en el suelo, dejando escapar de su interior un líquido color uva que despedía un aroma dulce y terroso, esparciéndose libremente por la habitación como si fuera la vida misma que se escapaba sin remedio. Al lado del charco de vino, yacía el cuerpo de una mujer, con su rostro oculto bajo un ligero velo negro que cargó desde la muerte de su amado y bajo el mismo, yacía su cabello desordenado que intentaba ocultar una mirada tranquila junto a la expresión de liberación en aquel rostro que parecía estar alabando la muerte. Un grito ahogado se escapó de la garganta del príncipe, mientras la escena se desvanecía antes de poder socorrerla. Siempre era igual.
Nicola abrió los ojos en completa tranquilidad, dejando ver su respiración profunda, mientras su mirada se enfocaba en la ventana de su habitación. A diferencia de la agitación del sueño, él despertó en calma, como cada vez que tenía el mismo sueño que lo perseguía desde el día que encontró el cuerpo de su madre, la princesa Esenya, sin vida en sus aposentos. Lentamente, él se incorporó en la cama, notando la suave luz del amanecer que entraba por las ventanas, con el aroma dulce y terroso de aquel sueño aún en su olfato.
Al voltear hacia un costado, él vio a su esposa sentada en la mesa del té, observándolo con pesar en sus ojos. Sin decir una palabra, Lyra se sentó a su lado, dispuesta a brindarle compañía como cada vez que sucedía lo mismo; al parecer, ella sabía cuando él estaba teniendo la misma pesadilla.
—¿Sucedió de nuevo? —preguntó ella, con su voz apenas en un susurro.
Él asintió suavemente, sin decir una palabra, y ella no tardó en tomar su mano entre las suya.
—No te preocupes por eso ahora. Estoy aquí contigo.
Nicola suspiró, sintiendo el peso de su tristeza apoderarse de él una vez más, mientras sus ojos se humedecían por las lágrimas.
—Necesito dejarlo ir —dijo él, con su voz quebrándose mientras hablaba—. Siempre me resulta difícil pensar que, durante años, estuvo colocando ligeros toques de belladona en su té para poder dormir, y cuando se dio cuenta de que yo ya era lo suficientemente fuerte, decidió poner más de lo que debía en esa copa, quitándose la vida porque ya no la soportaba más.
Lyra quedó fría ante aquella revelación de Nicola. Sabía que la madre de él había muerto envenenada, pero jamás se imaginó que la misma princesa se había quitado la vida. Sin dudarlo dos veces, lo abrazó, apoyando la cabeza en su hombro, transmitiéndole todo el amor y la comprensión que tenía en su corazón para él.
—Sabes que no tienes que lidiar con esto solo —susurró ella—. Estoy aquí contigo, para ayudarte en lo que necesites.
El rubio le dio un ligero beso a su esposa en los labios y, con una pequeña y apagada sonrisa, él se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de baño, donde lo esperaba una tina de agua aromatizada con hojas de menta.
Mientras él se duchaba, Lyra se dedicó a alistar su traje militar con esmero y sacó cada pieza del uniforme, asegurándose de que estuviera impecable, tal como a él le gustaba.
Cuando el príncipe salió del cuarto de baño, tomó el traje de las manos de su esposa, agradeciéndole con mucho cariño por el gesto, y comenzó a vestirse, al tiempo que ella rompía el silencio diciendo:
—Debes alistarte, amor. Varg ha llegado al castillo.
Él volcó su mirada fruncida hacia ella, notándose la confusión en su rostro.
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𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐂𝐄𝐍𝐈𝐙𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑 𝐏𝐋𝐀𝐓𝐀
RomanceEn un reino donde la paz al parecer se ha desvanecido, la nueva generación de la familia Worwick se enfrenta a una feroz lucha debido a la cabeza de la corona. Con enfrentamientos entre sangre y linaje, traiciones, secretos y rivalidades que amenaza...