"El amor jamás serán las palabras que decimos, porque todos podemos mentir con el corazón vacío, pero si te fijas en sus acciones y en su mirar te darás cuenta si en verdad te ama."
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Bridget y Aizawa estaban en casa, preparándose para el inminente nacimiento de su bebé. La fecha de parto se acercaba rápidamente, y ambos estaban llenos de nerviosismo y emoción. La partera había recomendado a la pareja que tuvieran intimidad, ya que se decía que esto podría ayudar a que el bebé naciera de forma natural.
Bridget estaba en el dormitorio, revisando una vez más el bolso del hospital para asegurarse de que todo estuviera listo. Había empacado una serie de artículos esenciales: ropa cómoda para después del parto, artículos de higiene personal, y algunos objetos para el bebé. Cada elemento en el bolso estaba cuidadosamente seleccionado, y Bridget lo revisaba con una mezcla de anticipación y ansiedad.
Aizawa, mientras tanto, estaba en la sala, organizando los últimos detalles en la casa y asegurándose de que todo estuviera en orden. La recomendación de la partera estaba en su mente, y sabía que necesitaban prepararse tanto física como emocionalmente para el parto. La intimidad era solo una de las cosas que querían manejar de manera apropiada en este momento tan crucial.
Cuando Bridget terminó de revisar el bolso, salió de la habitación y se encontró con Aizawa en la sala. Se acercó a él y, en lenguaje de señas, le mostró que el bolso estaba listo y preguntó si había algo más que necesitaban hacer.
Aizawa le sonrió y asintió, señalando que todo estaba en orden. Luego, con una mirada comprensiva, le habló en lenguaje de señas sobre cómo podrían abordar la recomendación de la partera.
—¿Cómo te sientes acerca de la recomendación de la partera? —preguntó Aizawa, mostrándole su apoyo y preocupación.
Bridget, con una expresión pensativa, asintió y respondió en lenguaje de señas, explicando que se sentía un poco nerviosa pero también dispuesta a seguir el consejo. Sabía que el parto era una experiencia importante y quería hacer todo lo posible para que fuera lo mejor posible para su bebé.
Aizawa se acercó a ella, tomando su mano con ternura.
—Lo haremos juntos, como siempre —dijo Aizawa, intentando transmitirle confianza y calma. —Cualquiera que sea el resultado, estamos aquí para apoyarnos mutuamente.
Bridget sonrió, agradecida por el apoyo de Aizawa. La pareja compartió un momento de complicidad, entendiendo que, aunque el parto se acercaba, aún tenían que manejar muchas cosas. La recomendación de la partera era solo una de ellas.
A medida que la noche se acercaba, Bridget y Aizawa se prepararon para pasar un tiempo juntos, asegurándose de mantener la conexión emocional y física que ambos valoraban.
El día tan esperado había llegado finalmente. Bridget estaba en el hospital, rodeada de la tranquilidad que precede a la llegada de un nuevo ser al mundo. Aizawa, a su lado, estaba tan ansioso como emocionado por conocer a su hija.
Después de un trabajo de parto intenso pero lleno de esperanza, Bridget dio a luz a una hermosa niña. El llanto del bebé llenó la sala de parto, y Aizawa y Bridget se miraron con lágrimas en los ojos al ver a su hija por primera vez. La pequeña tenía el cabello negro como el de su padre y unos ojos grises como los de su madre. La pareja decidió nombrarla Karyn.
