56- Rosa inclemente

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Después de generar una explosión de maná, el hombre usó una piedra de restauración, con parte de esa energía restaurada, huyó del lugar a toda velocidad.

Al mismo tiempo, usó más joyería para poder usar su poder sin ser detectado, actualmente se estaba ocultando en una cueva, tenía una habitación oculta detrás de la pared rocosa, solo el podía ingresar a ese lugar gracias a una restricción.

Su cuerpo estaba mal herido, debido a que la explosión de maná no solo afectaba a las personas a su alrededor, también le afectaban a él. Fue gracias a un hechizo de protección que pudo salir vivo.

—¡Maldición! ¡Arruinaron mis planes! ¡¿Qué puedo hacer?! Ya me tienen en la mira.

Dijo el hombre, cuyo nombre era John, gritando y golpeando el suelo. La habitación secreta en donde estaba, estaba llena de libros, materiales prohibidos, piedras con poder mágico de personas a las que había sacrificado antes y núcleos de demonios que había logrado salvar, entre otras cosas.

—Cariño, siento mucho que estés pasando todas estas cosas por querer estar a mi lado, de verdad siento haber puesto esta pesada carga en tus hombros, ¿Debería renunciar a la vida?

Preguntó la mujer mientras estaba agachada en frente de él, el hombre levantó la mirada y lloró con desesperación.

—¡No me dejes, te lo suplido! ¡Día y noche, no hay tiempo en el que no me culpe de tu muerte, no pude hacer nada!

La abrazó con todas sus fuerzas aferrándose a ella, aunque no podía tocarla, su sola presencia le calmaba.

—No importa que, debo revivirte y voy a hacerlo, ¡Incluso si muero, haré de frente a esos malditos y entonces...!

—Shhh.

Su esposa lo calló con una voz suave, mientras colocaba en dedo sobre sus labios.

—Nunca estaré a favor de que vuelvas a lastimarte cariño, esas personas eran muy fuertes y es posible que estén haciendo un plan para poder vencerte más rápido para la próxima, es muy peligroso.

Murmuró ella mientras colocaba un rostro triste y nostálgico, acariciaba el rostro de su esposo suavemente y después se puso de pie.

—Para personas tan fuertes como ellos, no se puede usar la fuerza bruta.

Luego apuntó con el dedo a uno de los tantos libros que tenía en su estantería. Su esposo asintió y fue por él, luego lo colocó sobre la mesa.

—Necesitamos vigilarlos, saber sus movimientos, ir debilitándolos lentamente... y de esa forma, podremos dar nuestro próximo movimiento.

Su rostro era tan dulce y gentil aun cuando decía cosas que no vendrían de una persona que verdaderamente lo fuera. Dio indicaciones a su esposo sobre lo que hacer. Ya que estaba herido, su sangre más los hechizos prohibidos y los núcleos de monstruo, harían un arma perfecta que haría juego con las tácticas del espíritu de esa mujer.

Por otra parte, en la mansión del marqués de Trovis, el grupo se había reunido en la sala de invitados del marqués, estaban teniendo una charla privada sobre el incidente que había ocurrido recientemente.

Jess había traído el artefacto y lo dejó en medio de la mesa para mostrar como era, la energía leve que poseía e investigar cómo fue fabricado.

Su forma era similar a la de un madero, tenía cuarenta centímetros de largo, con un diámetro de veinte centímetros.

Elliot colocó su mano sobre él y comenzó a investigarlo usando su poder divino, pero en ese momento el poder divino que le infundió fue rechazado, hubo un símbolo en rojo que apareció en él.

El camino de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora