Sofía despertó con una sensación de inquietud profunda. El aire en su habitación estaba cargado de una energía pesada, y aunque sabía que sería el último día de su condena, no podía evitar sentir un miedo intenso sobre lo que Lucía podría haber planeado.
Al levantarse, se dio cuenta de que su cuerpo se sentía diferente. Una extraña sensación de peso en su pecho y una tensión en la parte baja de su espalda le hicieron sospechar que algo andaba mal. Pero antes de que pudiera siquiera procesar lo que sentía, una luz brillante apareció en medio de su habitación, y Lucía emergió con una sonrisa fría en sus labios.
Sofía retrocedió un paso, aterrorizada por lo que pudiera venir. Sabía que cuando Lucía sonreía de esa manera, algo horrible estaba por suceder.
—¿Qué vas a hacer ahora? —preguntó Sofía, tratando de mantener su voz firme, aunque su cuerpo temblaba.
—Hoy experimentarás varios castigos, cada uno más intenso que el anterior, para que no olvides jamás lo que te enseñé —respondió Lucía, levantando su mano.
Antes de que Sofía pudiera reaccionar, un rayo de luz salió disparado de la mano de Lucía y la envolvió. En un instante, su cuerpo comenzó a cambiar.
Primer Castigo: La Transformación en Mujer Vaca
Sofía miró con horror cómo su piel comenzaba a cubrirse de manchas negras y blancas. Su cuerpo se hizo más pesado, engordando ligeramente. Sintió una presión creciente en su pecho y se dio cuenta de que sus pechos se estaban llenando de leche a una velocidad alarmante. Para su horror, también sintió un extraño movimiento en su espalda baja y, al tocarse, sintió una cola.
—¡¿Qué me has hecho?! —gritó Sofía, sintiendo la urgencia de la leche acumulándose en sus pechos.
—Te he convertido en una mujer vaca —respondió Lucía con satisfacción—. Y cada vez que veas a un hombre que te parezca lindo, tus pechos se llenarán de leche aún más rápido. Tendrás que buscar quién te ordeñe para aliviar la presión.
Sofía se sintió humillada y desesperada. Sabía que tenía que ir a la universidad y enfrentar a todos en ese estado. Con cada paso que daba hacia la puerta, su cola se movía detrás de ella, recordándole lo que había sucedido con cada movimiento.
Al llegar a la universidad, intentó evitar el contacto visual con los hombres, pero cada vez que veía a uno que le parecía atractivo, sus pechos se llenaban más y más de leche, haciéndolos dolorosamente pesados. Desesperada, tuvo que acercarse a un grupo de chicos para pedir ayuda.
—Por favor... ¿podrían... ayudarme? —dijo Sofía con vergüenza, tratando de ignorar sus miradas perplejas.
Después de un incómodo momento de explicación, finalmente encontró a alguien dispuesto a ayudarla a ordeñarse en un baño vacío. La humillación de tener que hacerlo la invadió completamente, pero el alivio que sintió cuando sus pechos se vaciaron fue casi igual de intenso.
Segundo Castigo: La Transformación en una Mujer Voluptuosa
Cuando el reloj marcó las cuatro horas, el siguiente castigo se activó. Sintió un extraño hormigueo en todo su cuerpo y miró hacia abajo para ver cómo sus pechos y glúteos comenzaban a crecer desproporcionadamente. Sus labios se hincharon, volviéndose carnosos y exageradamente sensuales.
—Ahora te convertirás en una mujer voluptuosa —dijo Lucía—. Cada vez que veas a una mujer atractiva, tus pechos y glúteos crecerán más.
Sofía sintió el cambio inmediato cuando, al mirar a una chica pasando por el pasillo, sus pechos se hincharon aún más, tensando su blusa hasta el límite. Su trasero se volvió tan grande que comenzó a balancearse de manera exagerada con cada paso. Era imposible ignorar las miradas asombradas y risitas a su alrededor mientras caminaba por la universidad.
Trató de evitar mirar a las mujeres que consideraba lindas, pero era casi imposible en un campus lleno de estudiantes jóvenes y atractivas. Cada vez que sus ojos se posaban en una, su cuerpo cambiaba, haciéndose más voluptuoso e incómodo.
Intentó esconderse en un baño, pero incluso allí, su reflejo en el espejo provocaba cambios, haciendo que sus labios se volvieran aún más gruesos y llamativos. Se sintió atrapada en su propio cuerpo, incapaz de controlar las reacciones que se producían con cada pensamiento o mirada.
Tercer Castigo: La Transformación a una mujer con un Miembro Enorme
A las ocho horas del día, justo cuando pensaba que nada podía ser peor, Sofía sintió un tirón doloroso en su entrepierna. Miró hacia abajo y vio cómo su parte íntima de mujer comenzaba a transformarse. En cuestión de segundos, su vagina se convirtió en un pene descomunal, tan grande que su ropa se rasgó, dejando su pantalón en una mini falda improvisada.
—¡Esto es una locura! —gritó Sofía, horrorizada por lo que estaba sucediendo.
—Y ahora tendrás que vivir como un hombre con un pene enorme —dijo Lucía con una sonrisa sádica—. Durante las próximas cuatro horas, tendrás que lidiar con las miradas y comentarios.
Sofía sintió una oleada de vergüenza y enojo mientras caminaba por el campus, tratando de cubrirse con sus manos lo mejor que podía. El nuevo miembro era tan grande que sobresalía claramente por debajo de su falda rota. Las risas y miradas sorprendidas a su alrededor la hicieron sentirse expuesta y humillada.
Trató de evitar encontrarse con más personas, pero la universidad estaba llena de estudiantes curiosos que no podían evitar notar el extraño cambio en su apariencia. Los susurros y las burlas parecían seguirla a cada paso, y con cada mirada, Sofía se sentía más avergonzada y enfadada.
Finalmente, las horas pasaron lentamente, y su pene se convirtió nuevamente en una vagina, el hechizo comenzó a disiparse. Su cuerpo volvió a la normalidad, pero el cansancio físico y emocional la dejó agotada.
Pero estos castigos no habían terminado
ESTÁS LEYENDO
EL CASTIGO DEL INFIEL
Ciencia FicciónCarlos era uno de los chicos más populares de la universidad, con una vida que cualquier persona envidiaría. Sin embargo, todo cambió la noche en que traicionó a su novia, Lucía, durante una fiesta. Lo que Carlos no sabía es que Lucía tenía poderes...