Washington, con su habitual vibrante actividad, se despertaba lentamente bajo un cielo de un azul despejado. En una casa acogedora, a las afueras de la ciudad, Spencer Reid despertó con el primer rayo de sol que se colaba entre las cortinas de su dormitorio. Se sentó en el borde de la cama, sus pensamientos aún nublados por la confusión de la noche anterior. A pesar del silencio que reinaba en su hogar, su mente estaba un torbellino de emociones y recuerdos.
La semana había sido particularmente dura para Spencer y el resto del equipo de la BAU. Habían enfrentado un caso complejo y desgastante, y las tensiones acumuladas habían terminado por salir a la superficie. La noche del viernes había marcado un punto de inflexión en su relación con Aaron Hotchner, el líder del equipo y el hombre que ahora ocupaba un lugar inesperadamente prominente en su corazón. Las palabras compartidas, las emociones expuestas, y la cercanía física habían cambiado la dinámica entre ellos de maneras que Spencer aún no podía procesar completamente.
Spencer se levantó de la cama con una sensación de determinación. Necesitaba afrontar el día y mantener la compostura. Se duchó y se vistió rápidamente, tratando de ahogar la incertidumbre que lo acompañaba. Aunque su rutina diaria era una fuente de consuelo, sabía que la situación con Aaron necesitaba ser abordada, y no podía permitir que el malestar personal afectara su rendimiento en el trabajo.
A las 7:30 a.m., Spencer llegó a la oficina de la BAU. El ambiente en el equipo era el de siempre, un bullicio de actividad y profesionalismo. A medida que los miembros del equipo entraban, intercambiaban saludos y se preparaban para la reunión diaria. Sin embargo, para Spencer, el peso de la noche anterior se cernía sobre él como una sombra persistente.
Aaron Hotchner estaba en su oficina, revisando informes cuando Spencer entró. La presencia de Aaron, siempre imponente y serena, tenía un efecto contradictorio en Spencer: al mismo tiempo, lo tranquilizaba y lo inquietaba. Su mirada, siempre calculadora y atenta, ahora parecía cargada de una intensidad emocional que Spencer no podía ignorar.
—Buenos días, Hotch,– dijo Spencer, intentando mantener una voz neutral y profesional.
Aaron alzó la vista de su escritorio, y su expresión cambió ligeramente al reconocer el tono de Spencer. —Buenos días, Reid. ¿Listo para la reunión?
—Sí,– respondió Spencer, tratando de ocultar su malestar. —Solo necesito un momento para prepararme.
Aaron asintió, volviendo a sumergirse en su trabajo mientras Spencer se dirigía a la sala de conferencias. El ambiente en la sala era el habitual: lleno de la energía y el enfoque necesarios para comenzar un día de trabajo intenso. Sin embargo, para Spencer, el objetivo de esa reunión era mantener la normalidad y evitar cualquier conversación que pudiera complicar aún más las cosas entre él y Aaron.
La reunión comenzó con una presentación sobre el nuevo caso. Era un caso de desapariciones en el sur de Virginia, en una región rural donde el tiempo parecía haberse detenido. La descripción de los detalles era suficiente para captar la atención del equipo, pero Spencer apenas podía concentrarse. Cada vez que miraba a Aaron, sus pensamientos se desviaban hacia la intimidad compartida la noche anterior y la promesa tácita de que todo seguiría como antes.
Cuando la reunión terminó, el equipo se dispersó para preparar el despliegue. Spencer se acercó a Aaron, sintiendo la necesidad de resolver la tensión que había surgido entre ellos.
—¿Podemos hablar en privado?– preguntó Spencer, su voz temblando ligeramente a pesar de sus esfuerzos por mantener la calma.
Aaron lo miró con una mezcla de preocupación y curiosidad. —Claro, ven a mi oficina.
Ambos se dirigieron a la oficina de Aaron. El espacio era ordenado y meticulosamente organizado, un reflejo del carácter de su ocupante. Una vez dentro, Aaron cerró la puerta y se dio la vuelta, enfrentando a Spencer con una mirada que mostraba tanto determinación como vulnerabilidad.
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don't blame me (hotchner x reid)
RomanceLa tensión entre Aaron Hotchner y Spencer Reid, miembros del equipo de la BAU, alcanza un punto crítico tras una noche emocionalmente cargada. Mientras enfrentan un caso complejo, deben equilibrar sus sentimientos personales con su profesionalismo.