Capítulo 09 ~ Ceremonia de Rito

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Maxi se abrazó los antebrazos mientras se le ponía la piel de gallina. Su niñera solía contarle historias sobre los malvados ocultistas que fueron desterrados al norte tras sufrir una terrible derrota en su guerra contra la Iglesia. La mención de sus hazañas le revolvía el estómago de miedo.

— ¿Quieres decir que... los magos oscuros desterrados estaban detrás de la guerra? - preguntó Maxi en voz baja.

— No podemos estar seguros. Aunque los restos encontrados en las ruinas sugieren un asentamiento de magos oscuros, es evidente que se marcharon hace mucho tiempo. De todos modos, parece que los registros y las reliquias están bien conservados. La iglesia quiere que examinemos los hallazgos. Sin duda creen que este descubrimiento contiene pistas sobre el paradero de los monstruos.

— Se trata de un asunto muy serio -dijo Calto con gravedad-. - Si los magos oscuros estaban realmente detrás de la guerra, podría desencadenar otra persecución de magos. Para evitar tal atrocidad, la Torre de los Magos ha decidido cooperar plenamente con la iglesia.

— ¿P-Por qué... alistarías a una novicia para una tarea tan importante? ¿No sería mejor... tener magos más experimentados?

— Como seguro que sabes, las restricciones actuales dificultan que los magos de alto rango abandonen Nornui. En este momento, los únicos magos de alto rango de Urd a los que se les permite salir de la isla son Celric, Anton y yo. Los demás son demasiado viejos para soportar el largo viaje a la Meseta o se han negado rotundamente a abandonar la isla. Excluyendo esos nombres, sólo quedan unos diez altos magos entre todas las torres, un número demasiado escaso para un grupo expedicionario. De ahí nuestra decisión de traer a algunos de nuestros novicios más cualificados.

— Necesitamos especialmente magos de tierra — dijo Landon con un fuerte suspiro —. Todos los que hay en la isla son de la tribu Umri y se niegan rotundamente a abandonar Nornui. Es más, dudo que la iglesia acepte a alguien mestizo.

— Ya veo... Por eso me quieres a mí — dijo Maxi, asintiendo. Aunque no tenía intención de hablar de sí misma, era muy consciente de que en la Torre de los Magos abundaban los magos con habilidades muy superiores a las suyas. Era la razón principal por la que se había quedado atónita ante su oferta.

— No te lo habríamos pedido si hubiéramos pensado que no estabas a la altura -dijo Landon, evidentemente insatisfecho con su resumen —. Aunque pensamos reclutar a más novatos si es posible, decidimos que tú eras la candidata más adecuada. Después de todo, eres una de las mejores estudiantes de Nome Hall.

Maxi se sonrojó. La alta estima que le profesaba el jefe de los magos la llenaba de asombro y alegría. Recordó lo impresionado que había quedado el maestro Landon con su runa de gólem, a pesar de que no era apropiado presentarla.

— Ahora bien, ¿nos darás una respuesta? ¿Te unirás a la expedición? — dijo Calto, reclinándose en su asiento como si la larga conversación le cansara.

Maxi dudó. La misión parecía peligrosa, y llegar a Pamela Plateau le llevaría al menos dos meses. Sin embargo, si se negaba, no tendría más remedio que pasar otro año en aquella isla.

Mordiéndose el labio, se reprendió por su deseo egoísta de ver a Riftan incluso en medio de esta grave discusión. Su desesperación por verlo la habría hecho cruzar el mar a nado si hubiera podido. Con el paso de los días, su ansiedad crecía al imaginar que perdía un poco más su lugar en su corazón.

Después de un largo momento de vacilación, Maxi finalmente respondió.

— Me uniré... a la expedición.

*****

Una semana después, Maxi se encontró subiendo al séptimo piso de Urd para recibir su runa elemental. Anette Godric, Armin Dolph, Miriam y Sidina también estaban allí. También estaba presente un chico callado llamado Kiel, con el que Maxi sólo había hablado unas pocas veces, y dos novicios varones de Undaim con los que no estaba familiarizada.

Tras saludar a Miriam, que apenas la reconoció, y a Sidina, que la saludó alegremente, se dirigió hacia donde estaban sentados Anette y Armin, ligeramente apartados de los demás.

— ¿Van ustedes dos también a la expedición? — dijo Maxi, sorprendida de que los novicios de la tribu Umri hubieran sido convencidos para abandonar Nornui. — Viajaremos con los Caballeros del Templo a la Meseta... ¿Les parece bien?

— La Torre estaba escasa de opciones -respondió Armin con rotundidad —. Como soy el más alto de mi tribu, dudo que los clérigos se den cuenta de mi herencia a menos que se lo digan.

— Yo también soy alta. Además, también hay mujeres no Umri de mi tamaño, ¿no? — dijo Anette, señalándose la parte superior de la cabeza con una sonrisa.

Con sus cinco kevettes, Anette era más alta que la mayoría de los hombres de su tribu, mientras que Armin era un palmo más alto que Maxi. Aunque sus corpulencias parecían desproporcionadas en relación con sus estaturas, nadie dudaría de que eran humanos de sangre pura.

— Estamos más preocupados por ti. ¿Crees que podrás aguantar el viaje con esa constitución tan frágil que tienes? - se burló Anette, echándole un vistazo a Maxi.

Maxi la fulminó con la mirada.

— Resulta que soy la única maga de esta sala con experiencia en campañas.

Anette, Armin y todos los demás magos que se encontraban a poca distancia dejaron de charlar para mirarla fijamente. Aunque Maxi sintió que se encogía ante sus miradas escépticas, se apresuró a cubrir su vergüenza con una falsa confianza.

— Por favor, no me comparen con novatos como ustedes.

— Caramba, ¿en serio? — replicó Anette.

Maxi estaba a punto de replicar indignada cuando la puerta del extremo opuesto de la sala se abrió para dejar entrar a Calto Serbel y a cuatro magos asistentes.

Cuando los novicios se pusieron en pie, Calto dijo solemnemente.

— Bienvenidos. Todos ustedes están aquí para someterse al procedimiento que creará una nueva vía de maná dentro de sus cuerpos. Al aceptar este rito, también se comprometen a vivir como miembros de la Torre de los Magos durante el resto de sus vidas.

Pasó la mirada por los rostros de los novicios reunidos antes de continuar.

— Una vez concluida la ceremonia de investidura, sus nombres quedarán grabados en el pilar de Urd. Mientras observen nuestras reglas, contarán con la protección de la Torre de los Magos, y acudiremos en su ayuda ante cualquier injusticia que se cometa contra ustedes. Ahora les toca a ustedes comprometerse con las reglas de la Torre.

Los novicios juraron lealtad a la Torre de los Magos, que nunca harían nada en contra de los intereses de sus magos y que seguirían sus reglas y normas éticas. Al concluir el juramento, los cuatro magos asistentes que estaban detrás de Calto inscribieron sus nombres en una pequeña tablilla de piedra y los condujeron a salas separadas según el elemento que habían elegido.

Maxi acabó en una pequeña sala dividida por gruesas colgaduras, donde debía esperar su turno. Uno a uno, los novicios se colocaban en el centro de una sala con velas para recibir su runa.

El procedimiento fue mucho más doloroso de lo que había previsto. Dos magos tatuaron cada una de sus muñecas con los contornos de la runa y las infundieron con magia para crear una nueva vía de maná. La rápida expansión de la vía le provocó un terrible mareo. Apretó la mandíbula para no gemir. Sentía como si le infundieran fuego en las venas. Cuando terminó el camino que conectaba sus manos con el corazón, estaba empapada en sudor.

— La runa tardará dos días en asentarse por completo. Con una utilización adecuada, deberías ser capaz de almacenar maná de una pureza sin parangón — explicó uno de los magos mientras limpiaba la tinta con una toalla —. Deberías descansar durante el resto del día. Te llevará algún tiempo acostumbrarte al repentino aumento de maná en tu sistema.

— ¡Gr-Gracias!

Cuando terminó, Maxi salió tambaleándose de la habitación. Los otros novicios parecían igual de agotados. Después de descansar un momento en la sala de espera junto a los demás, Maxi regresó a su habitación, donde enseguida se quedó dormida. Tal y como le había advertido el mago, parecía que necesitaría tiempo para acostumbrarse a su nueva vía de maná.

Pasó el resto del día gimiendo en la cama. Al anochecer, sin sentirse mejor, apenas pudo levantarse para darle de cenar a Roy.

Debajo del Roble ~ Libro 07 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora