Capítulo 37: El Final

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Carlos sabía que no había vuelta atrás. Después de semanas de sentirse perdido, sin encontrar su lugar en el mundo, se dio cuenta de que la respuesta siempre había estado en su corazón. Necesitaba volver a ser Sofía. La experiencia lo había marcado profundamente y, aunque había temido regresar, sabía que era lo que más deseaba.

Una tarde, lleno de vergüenza y un poco de esperanza, decidió contactar a Lucía. Al principio, no sabía cómo llamarla, pero pronto una suave brisa llenó la habitación, y Lucía apareció ante él con su sonrisa característica.

—Carlos, —dijo Lucía con un tono de voz que mezclaba burla y ternura—, supe que volverías a buscarme.

Carlos tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta.

—Lucía, quiero... quiero volver a ser Sofía. Me equivoqué al desear ser Carlos otra vez. No me siento completo. Quiero ser ella, pero... necesito tu ayuda.

Lucía rió suavemente, como si hubiera estado esperando este momento.

—Nada en esta vida es gratis, Carlos, —dijo, cruzando los brazos—. Si quieres volver a ser Sofía, habrá algunas restricciones.

Carlos asintió, sabiendo que no podía esperar nada fácil de Lucía.

—Estoy dispuesto a aceptarlas. Solo dime cuáles son.

Lucía lo miró intensamente y levantó la mano, señalando uno por uno los nuevos términos.

    1.    Cada vez que sientas deseos por otras mujeres, tu cuerpo reaccionará de una manera peculiar: te crecerán pechos por todo el cuerpo.
    2.    Cada vez que te arrepientas de haber decidido volver a ser mujer, tu parte íntima se transformará en un miembro masculino enorme, haciéndolo muy evidente en tu ropa.
    3.    Y finalmente, tendrás que vivir como mujer sin la posibilidad de revertir tu decisión.

(Condición secreta: Llegado cierto momento de tu vida, quedarás embarazada de Jorge.)

Carlos cerró los ojos, procesando las restricciones. Eran duras, pero sabía que eran un precio pequeño para lo que realmente quería.

—Acepto, —dijo finalmente.

Lucía sonrió ampliamente.

—Muy bien, Carlos. O debería decir... Sofía.

Con un movimiento de su mano, una luz brillante envolvió a Carlos, y lentamente su cuerpo comenzó a cambiar. Sus músculos se suavizaron, su cabello creció largo y sedoso, su cintura se afinó, y su piel adquirió un brillo delicado. Sentía cómo sus pechos crecían, redondeados y perfectos, cómo sus glúteos se firmaban y sus piernas se alargaban y esculpían en una forma perfecta. Cuando la luz desapareció, Carlos ya no estaba allí.

Sofía había regresado, pero esta vez, era aún más hermosa que antes.

Sofía se miró en el espejo, maravillada por su reflejo. Era perfecta. Sintió una mezcla de alegría y alivio. Por fin, era quien quería ser.

Llena de determinación, Sofía salió de su casa y se dirigió hacia el lugar donde sabía que encontraría a Jorge

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Llena de determinación, Sofía salió de su casa y se dirigió hacia el lugar donde sabía que encontraría a Jorge. Cuando lo vio, su corazón latió con fuerza. Jorge la miró sorprendido, incapaz de creer lo que veía.

—¿Sofía? —preguntó, dando un paso hacia ella.

Sofía sonrió, con lágrimas en los ojos.

—Sí, Jorge. Soy yo. He vuelto porque no puedo imaginar mi vida sin ti. Todo lo que he hecho, lo he hecho por nosotros.

Jorge la tomó en sus brazos, besándola apasionadamente. Ambos habían esperado este momento, y se dejaron llevar por el deseo y la emoción. Se dirigieron a la casa de Jorge, y allí, en su cama, se entregaron el uno al otro.

Lucía, observando desde lejos, no pudo resistir la oportunidad de hacer su última travesura. Cada vez que Sofía se excitaba, sus pechos comenzaban a crecer, llenándose aún más, mientras que Jorge sentía su miembro crecer y endurecerse aún más de lo normal. La noche se volvió un juego de cambios y sensaciones, con risas y suspiros llenando el aire.

Fue una noche mágica, y ambos se quedaron exhaustos, abrazados, con sus cuerpos finalmente descansando.

Los años siguientes fueron de pura dicha para Sofía y Jorge. Decidieron vivir juntos, apoyándose mutuamente en sus carreras y en la vida cotidiana. Sofía, ahora completamente segura de quién era, vivió plenamente como mujer. Las restricciones de Lucía a veces les jugaban bromas, pero ambos habían aprendido a sobrellevarlas con humor y comprensión.

Un día, como Lucía había predicho, Sofía comenzó a sentir cambios en su cuerpo. Sus pechos estaban más sensibles, y su apetito había cambiado. Después de semanas de sentirse diferente, decidió hacerse una prueba de embarazo. Para su sorpresa, estaba embarazada.

La noticia llenó de alegría a Jorge, quien abrazó a Sofía con lágrimas de felicidad en los ojos. Sofía también estaba emocionada, aunque un poco asustada por lo que significaba ser madre.

Durante los siguientes nueve meses, Sofía experimentó todos los altibajos del embarazo. A veces, se quejaba del peso extra o de los antojos, pero Jorge siempre estaba a su lado, asegurándose de que estuviera cómoda y apoyada.

 A veces, se quejaba del peso extra o de los antojos, pero Jorge siempre estaba a su lado, asegurándose de que estuviera cómoda y apoyada

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El día del parto, Sofía sintió una mezcla de nerviosismo y emoción. Jorge la llevó al hospital, y tras horas de trabajo de parto, dieron la bienvenida a una hermosa bebé.

La bebé era especial. Desde el primer momento, notaron algo inusual en ella: su cuerpo tenía una peculiaridad. A pesar de ser mujer, la niña había nacido con un miembro masculino, un recordatorio de la magia y el misterio que habían vivido. Pero, para Sofía y Jorge, ella era perfecta.

Decidieron llamarla Luciana, en un gesto de humor hacia la hechicera que tanto había influido en sus vidas. Sabían que Luciana crecería en un mundo donde la magia y el amor convivían, y prometieron apoyarla y amarla tal como era.

Con el tiempo, Sofía y Jorge construyeron una vida plena y rica. Enfrentaron desafíos, tanto mágicos como mundanos, pero siempre juntos. Luciana creció rodeada de amor y comprensión, aprendiendo a navegar su identidad única con la guía de sus padres.

Sofía nunca volvió a cuestionar su decisión de regresar a ser mujer. A pesar de los desafíos y restricciones impuestas por Lucía, encontró paz y felicidad en su identidad.

Y así, la historia de Sofía y Jorge llegó a su fin, no en un final cerrado, sino en un continuo de amor y aventuras, donde cada día traía nuevas sorpresas y oportunidades para crecer y aprender juntos.

El amor verdadero, después de todo, siempre encuentra la manera de superar cualquier obstáculo, incluso los que son impuestos por la magia.

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