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CAPÍTULO VEINTIDÓSnueva incriminación──── ◉ ────

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CAPÍTULO VEINTIDÓS
nueva incriminación
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―¡Y el público enloquece con el magnifico jonrón de Ken Sato, demostrando nuevamente el por qué es llamado la estrella de su equipo!

Los fans gritaron, las cámaras captaron todo y los miembros del equipo celebraron el triunfo que los llevó a la victoria una vez más. Ken sabía como complacer a las personas y por eso se detuvo a fanfarronear su éxito al guiñarle el ojo a varias chicas y saludar a algunos a la distancia.

Winter sonrió, uniéndose a los aplausos que la dejaban sorda cada segundo.

Las semanas iban pasando y los Dodgers se coronaban poco a poco en la lista de los mejores equipos. Todos querían saludarlos, los entrevistadores luchaban por sus primicias y los fans alborotados le hacían guerra a los de seguridad para tener al menos un segundo al lado de sus ídolos. El internet explotaba por anuncios y victorias del todos los miembros, esparciendo sus informes como pan caliente para el resto del mundo que apoyaba y festejaba a Los Ángeles. Aún faltaban varios meses para concluir con la temporada, y aún así se dejaba ver por mucho quienes eran los favoritos del público.

En los vestidores, todos rodeaban a Sato y exclamaban con euforia, subiéndole el ego por los aires con cada adulación y palabras de aliento. El entrenador llegó y fue inevitable para los demás no prestarle atención a sus palabras de emoción porque, para ese punto, estaba más que claro que el esfuerzo y las ganas por sobresalir tendrían resultados favorables para todos, en especial para Kenji.

De lejos, una linda ojiazul veía asomada desde la puerta con una pequeña sonrisa. Le hubiese gustado entrar y felicitar a cada uno de los miembros, pero no quería entorpecer su momento de felicidad porque estaba clarísimo que ella no pertenecía en él. No obstante, eso no le quitaba las ganas de verlos y sentir alegría por todos, sobre todo en cierto pelinegro de ojos rasgados que reía con los demás y sonreía con eficiencia.

Unas enormes ganas de abrazarlo la inundaron por completo.

Su relación (si es que así se podía llamar lo que tenían por fuera del trabajo) había tenido ciertos cambios que, aunque no eran tan relevantes, para ella fue como un rayito de sol cálido al corazón. No se hablaban demasiado en el estadio, pero una vez fuera de este, ambos se convertían en dos seres llenos de fogosidad que saciaban sus ganas de diferentes formas en un mismo lugar: la enorme casa del jugador. A lo largo de esos días, cada rincón de dicha localidad había sido usado o fue testigo de lo que hacían una vez apagaban las luces, sin interesarles parecer unos desesperados porque para ellos, el mismo sentimiento pasional se conservaba como en el día uno, algo un tanto sorpresivo para el pelinegro pero que de ninguna manera se quejaba.

Por supuesto, las reglas no fueron ignoradas pese a su enorme calentura. Ambos sabían bien lo que hacían y para eso, el seguir las normas era como un reglamento obligatorio que no se discutía. Sato cumplió su parte y en cada encuentro íntimo, se aseguraba de tener todos los medios de protección posibles para evitar sorpresas indeseadas. En el caso de Winter, estaba un poco reacia a eso de que las cosas serían exclusivamente de la forma de Ken, sin embargo, no se negó por la sencilla razón de que no era conocedora de ese mundo que había empezado a descubrir cuando se metió con él. Le dejó todo a cargo, tal y como quería, y por el momento aún no habían problemas.

physiotherapist ; ken sato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora