CAPÍTULO 114 Preparando la llegada

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Travis miraba a su esposa llorar de la nada y eso le dio un terror enorme, ¿Qué es lo que le sucedía con ella, ¿Qué le pasaba?, ¿Le dolía algo?, ¿Le estaba pasando algo malo a Sadie?, ¿Fue por sus padres?, ¿Él hizo alguna cosa que no le gustó?, un montón de ideas locas se le vinieron a la cabeza, pues todo podía ser posible, su cara era de total angustia.

—Tay, por favor, dime que pasa, nena— tomó sus manos para tranquilizarla, ¿Era un ataque de ansiedad o qué?, ya se estaba poniendo nervioso y asustado de no saber.

—Trav, olvidé mi cojín— seguía llorando.

—Ay mierda, que susto— el alma le volvió al cuerpo. —Oh, Tay, lo siento— la abrazó, aguantándose la risa, le recordó a Evie con su muñeco. —¿Dónde lo dejaste? —

—En la parte de atrás del carrito que nos trajo— todavía lloraba.

—Tay— le acarició el cabello, no debía ser fácil aferrarse a ese objeto en esta etapa del embarazo.

—Mi cojín— dijo con lágrimas, era una tontería tal vez, pero esa cosa le ayudaba a sentirse mejor y más cómoda, ¿Cómo iba a soportar un vuelo de casi siete horas hasta Pennsylvania?, ese pedazo de tela suave le daba descanso.

—Tendremos que improvisar nena, lo siento— la besó.

—Si me siento mal no voy a poder acompañarte al juego y...—

—Hey, no, no, es un hecho que no vas a ir, te quedarás en el hotel con los niños, no voy a permitir que a estas alturas del embarazo vayas sin descanso prudente a verme, no es importante que me veas, importa que estés bien—

—Trav— se limpió la cara.

—Vamos, ya, calma— la besó. —Solucionaremos esto— se puso a buscar algunas mantas que tenía el avión de Taylor, juntándolas todas, tratando de hacerlas de la misma forma que su cojín para el embarazo, él lo iba a arreglar, del modo que sea, las amoldó de manera que quedara un rollo y lo mejor que pudo se lo dio, para que lo probara. —Será mejor que lo pruebes, si no funciona vemos otra cosa—

Ella se sintió mejor ante sus atenciones, la forma en que resolvía la situación tan penosa le daba tranquilidad. —Dios, ¿Cómo no amarte?, Travis— se recostó para acomodar las mantas enrolladas.

Él sonrió. —¿Mejor? —

—Sí— las abrazó. —Gracias— sonrió, acurrucándose en ellas.

—Quédate ya acostada, voy a sacar a los niños de sus sillas para que duerman acostados, ahora vuelvo—

—Trav— le llamó antes de que se alejara.

—¿Sí? —

—Necesito que me beses— le dijo sensible.

Travis estaba riendo. —Claro— se devolvió con ella y la besó. —Ahora sí, debo sacar a los niños— la besó de nuevo. —Ya vuelvo contigo—

Kelce detectó que Taylor iba a estar sensible por lo que restaba del embarazo y tal vez hasta después, así que trataría de que no la pasara mal, sin tardarse se encargaría de que le consiguieran un nuevo cojín para embarazadas y lo dejaran en el hotel que se iban a hospedar, eso le ayudaría a sentirse mucho mejor y que ella pudiera descansar, al menos lo máximo posible, porque con una panza gestando una bebé, sin duda era algo que no sería tarea fácil.


Él acostó a los niños para que pudieran descansar, las casi ocho horas de viaje iban a ser las mismas de sueño que deben tener, los mellizos estaban tan cansado que ni siquiera se movieron, al menos esperaban que en todo el traslado durmieran sin problema, ya de que los acomodó, regresó con su esposa y se acostó con ella, no cabía mucho ahí, por su altura, pero al menos un rato estaría con Taylor para hacerla sentir bien.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora