Mil y un vidas.

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El joven al salir, cerró la puerta del local. Había dejado estupefactos a todos allí adentro, incluso a aquella muchacha cuyo color de cabello era el mismo que el de las calateas; friolenta como una, factor que siempre le había incitado a entibiar las tiernas y blancas manos con las suyas.

Apresurada para no perderle de vista, se levantó de su asiento, y salió tras él. La frase que el joven acababa de pronunciar, le había conmovido; lo suficiente como para no dejarlo ir al menos en esa ocasión.

La dama de tez blanca como la nieve y de inefable sonrisa, tras correr algunos metros finalmente le alcanzó. Tocó su hombro, y le consultó:

—¿Eso es todo?, ¿simplemente te rendís?

—Madam, son las condiciones y el contexto el que nos han impuesto la distancia.
Sé que has leído una y mil veces las cartas que te he escrito. Te has fascinado, te has emocionado con ellas, incluso me atrevo a decir que es posible que yo haya sido el único que haya podido captar tu esencia en puño y letra.
Cuando me miras a los ojos,ves confianza. En cambio, yo, al verte a los ojos, nos veo juntos abrazando nuestros cálidos corazones en un bosque frío del otoño; llevas un vestido blanco, tu cabello se mece con el viento y en tu cabeza una tiara de flores amarillas que resaltan con tus bellas cualidades.

Jamás me rendiría, mi dama del cabello escarlata. Anhelo mis días poder pasar a tu lado, sentir el calor de tus brazos y que puedas verme como yo te veo a ti.

Sorprendida y ruborizada, la joven reconocía que jamás le habían expresado tanto amor como él lo hacía en sus cartas. La descripción de lo que él imaginaba al verla fue tan precisa que hasta casi se imaginó que estaba sucediendo en ese preciso instante.
La joven tomó con sus congeladas manos, el cálido rostro del joven y tras ponerse en punta de pie, sus labios se encontraron por un breve momento.
Una lágrima se desprendió de los ojos de la deidad del otoño y solo pudo susurrar al oído del joven las siguientes palabras:

—"Con gusto puedo ser la persona a quien más quieras con tu inmenso corazón en esta vida e incluso quiero entregarte mi amor en mil y un vidas más".

Abrazados en medio de la vereda sin importar nada más, el tiempo se detuvo.
Algunos dirían que fue suerte, otros dirían boberias y sandeces, yo, puedo decir que fue amor.

Mil y un vidas.Where stories live. Discover now