"Desamor II"
Axel
Es una noche oscura y fría, y el bar está lleno de murmullos y risas que parecen ajenas a mi dolor. Me siento en un rincón, con un vaso de whisky en la mano, observando a la gente disfrutar de la vida, mientras yo me pierdo en mis pensamientos. A cada sorbo, la calidez del alcohol se mezcla con el frío que siento en el pecho.
Emma.
Su nombre resuena en mi mente como un eco interminable. Recuerdo su risa contagiosa, cómo iluminaba cualquier habitación con su sola presencia. A veces, incluso puedo oírla decir mi nombre con esa entonación especial que solo ella sabe dar. Es como si las memorias se proyectaran en una pantalla frente a mí, cada imagen más vívida que la anterior.
Me acuerdo de aquella tarde de verano, cuando nos escapamos a la playa. La brisa marina acariciaba nuestros rostros mientras corríamos por la arena, riendo y jugando como si el mundo fuera nuestro. Pero ahora, esas risas se han desvanecido, reemplazadas por un silencio ensordecedor que me hace sentir más solo que nunca.
Miro a mi alrededor y veo parejas abrazadas, amigos compartiendo historias. Siento una punzada de envidia; ellos no conocen el vacío que dejó Emma en mi vida. Me pregunto si ella también estará pensando en mí en este momento o si ya ha encontrado la manera de seguir adelante.
El barman se acerca para rellenar mi vaso.
—¿Todo bien? —me pregunta con una sonrisa compasiva.
Le devuelvo una mueca forzada; no hay nada bien en mí.
—Solo recordando —respondo, sin querer entrar en detalles.
Con cada trago, me siento más ligero y al mismo tiempo más pesado. Las lágrimas amenazan con escapar, pero las reprimo; no quiero parecer débil frente a extraños. En lugar de eso, decido recordar los buenos momentos: nuestras caminatas bajo la luna, las noches de películas acurrucados en el sofá y aquellas conversaciones interminables sobre nuestros sueños.
Mi mente viaja entre recuerdos felices y momentos de tristeza profunda. ¿Cómo hemos llegado a esto? La ruptura ha sido repentina y dolorosa; palabras hirientes que me lanzó Emma como dardos, dejando cicatrices que aún duelen.
Al final de la noche, el bar empieza a vaciarse y las luces se atenúan. En ese momento se que necesito enfrentar mis sentimientos. No puedo quedarme atrapado en el pasado para siempre. Con un último trago, decido que es hora de buscar nuevas historias que contar, aunque Emma siempre tendrá su lugar especial en mi corazón.
Salgo del bar con la cabeza llena de recuerdos y un leve destello de temor por el futuro.
¿Qué te arrancó de mi, Emma?
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La teoría de las constelaciones ©(✔️)
Short StoryEn una constelación donde el orgullo puede ser más fuerte que el amor, Emma y Axel se reencuentran en la encrucijada de sus sentimientos. Después de dos años de una hermosa relación que se desvaneció por malentendidos y rencores, el orgullo decide s...