Cuadros de Costumbres de Splatoon

Capitulo VI La vieja gran guerra

Un día antes del Splatfest me puse a ver viejas fotos que tenia guardadas en una caja de recuerdos que me había llevado al mudarme de la casa de mis progenitores, y ahí me la encontré, una imponente foto de mi abuelo Alejandro Sepio Tinten que peleo en la Gran Guerra Territorial, si, como sabrán este fue un hito en la historia tanto Inkling como Octoling, fue donde se marcaron los prejuicios raciales que duran aún hoy en día. Solía escuchar historias de la boca de mi abuelo (El cual sigue vivo pero con demencia y en un asilo) sobre lo que vivió en ese periodo, miedo, angustia y todo lo que conlleva una guerra. La historia que más le gustaba contar es el asalto a una base Octoling el cual procederé a narrar a forma de cuento y con lo que mi mente se permite recordar:

Y ahí estaba, el valiente cabo Tinten, deslizándose por los fríos pasillos de la base enemiga, junto a todo el batallón, los pasos resonaban y tomaron por sorpresa al enemigo  -¡Caspita! ¡Voto a bríos! - decía el enemigo cuando el batallón arrasó con ellos que celebraron la victoria por lo alto...

Si, se que no parece un cuento pero soy periodista, no un cuentista ¿Vale?. Después de ver la foto me acordé del viejo cargatintas que había mandado a reparar así que tomé mis llaves y me dirigí a mi carro y arrancando difícilmente, empredi viaje a la plaza.

Durante mi trayecto pasé cerca del campamento de refugiados, en ese lugar están los Inklings y Octoling que han huido en busca de un lugar mejor de donde estaban, las condiciones son muy precarias pero parece que la gente encuentra una forma de divertirse y olvidar su situación.

Una vez llegado a la plaza, camine hasta la armería donde Jairo me recibió -Bien señor Tinten, con un esfuerzo titanico he logrado reparar su cacharro y me ha parecido una pieza fantástica de la Gran Guerra- me dijo con entusiasmo -Si, le pertenecía a mi abuelo- conteste yo con naturalidad -Bueno, vamos a la parte de los honorarios- extendió su mano dándome la factura con una cantidad algo grande pero que me vi obligado a pagar... Quizá tendré que dejar de cenar algunos días pero el fin justifica a los medios.

En el siguiente artículo se narrará lo que viví cuando me fui a un lugar apartado a probar el arma recién reparada.