MI DESEO ERES TU "Darry"

Capitulo único:

No sabía cuanto tiempo había estado en la misma posición,lo único que tenía en cuenta era que debía irse ya o lo castigarían si seguía ahí admirando el Espejo de Oesed,su brazo derecho tocaba la superficie de cristal,sus mejillas y orejas sonrojadas hasta no poder,lo cual lo hacían ver adorable cualquiera que lo viera así,sus ojos grises brillaban haciéndolos ver cómo una hermosa difusión de plata recorrían su imagen frente a el,suspiraba con satisfacción y anhelo,su cabello dorado que se veia muy pulcro ahora se veía desordenado y largo,su traje siempre arreglado y sin ninguna arruga alguna,ahora se veía desarreglado y su saco al lado suyo en el suelo,las mangas de la camisa blanca dobladas hasta los codos y su corbata estaba floja.

Aquella imagen daba mucho que decir si alguien entraba a la Sala de Menesteres y encontrará al principe de las serpientes a 2 metros de la entrada en estás condiciones “Esto no es digno de un Malfoy” pensaria eso en estos momentos si no fuera por qué estaba embelesado por la imagen que veía.

Este espejo lo descubrí durante su curso anterior,después de que el E.D. fuera descubierto,había aparecido en medio de aquella sala solitaria el Espejo de Oesed cubierto con una manta blanca,al descubrir lo que había detrás apareció ante el la imagen de una mujer de pelo azabache con algunos mechones blancos en ella,su vestido color negro con algunos colgantes y pulseras en sus muñecas,su piel de porcelana al igual que la de el,sus ojos azulados brillaban cual diamante puestos en exhibición de joyeria,aquella mujer radiaba de felicidad,mientras que a su lado estaba un hombre alto que la mujer,usaba su mejor traje de seda color negro,su cabello dorado el cual habia heredado estaba atado en una coleta con un liston de color verde,y al igual que la mujer,su piel palida y sus ojos igual grises brillaban de orgullo,ambos adultos lo miraban solo a él,a su hijo siendo su mas preciado tesoro en su vida,era todo lo que habia visto ese día,y desde entonces siempre iba a la misma hora de sus rondines como prefecto y siempre habia sido la misma imagen.

No fue hasta esa tarde de Lunes de Marzo,una semana antes de las vacaciones de Pascua en dónde vio aquel Gryffindor junto a su grupo de amigos salir del Gran Comedor,pues habian terminado sus castigos con la Profesora Umbrige,en su rostro mostraba signos de enojo,frustración, decepción y dolor,al bajar su mirada hacia la mano izquierda del azabache,en la parte baja de los nudillos se apreciaban las marcas por parte de la pluma maldita de la Suma Inquisidora,algo en su pecho lo lleno de dolor,solo queria ir hacia el,abrazarlo,mimarlo,curarlo,
hacerle un sin fin de cosas ,pero solo se limitaba a mirarlo y fingir odiarlo pero amarlo en secreto.

Los días pasaban y estaba por cumplir 2 meses de visitar el Espejo de Oesed,era una tarde de Viernes,faltaban solo unos minutos para la hora de la cena cuando había entrado a la sala,descubrió el Espejo y algo había cambiado,en el ya no se encontraba a sus padres sino que ahora se mostraba a Harry con Draco,ambos con el uniforme mientras se besaban,Harry lo tomaba por sus mejillas sonrojadas,mientras que sus mejores amigos y otros alumnos los vitoreaban.

Draco solo se sonrojo fuertemente,admirando aquella imagen con sorpresa y desde ese momento jamás volvió a cambiar.

Ahora solo ve la imagen con esperanza y desesperación,estaba entre la espalda y la pared,sentía una enormes ganas de de solo botar todo a la basura y escapar junto con Harry,su Harry.

Quien se iba a imaginar al heredero de la familia Malfoy suplicar por la redención hacia su amor platónico,,lo único que quería era ser libre,tomar sus propias decisiones.

Estaba perdido y no tenía ya la esperanza de seguir con está fantasía.

Si lo pensaba bien no debía de estar ahí sentado en el suelo,perdiendo su dignidad y a punto de morir de hambre si no bajaba a cenar,todo había empezado desde la mañana en clase de pociones,en dónde el Profesor Slughorn les explicaba sobre la poción de amor poderosa,esa pocion en particular su padrino le habia hablado y enseñado a prepararla,no la habia utilizado en su momento —que fue en 4to año cuando se dio cuenta de sus sentimientos hacia el Gryffindor— pero ahora,en ese salón donde se asfixiaba con aquel aroma que lo volvía loco,“Flores Lavanda,Tarta de Melaza,Cera de palo de Quidditch y Jugo de Calabaza”,en toda la clase estaba sonrojado y distraído,mirando a su derecha disimuladamente de nuevo sacando esas fantasías y aquella imagen del espejo.

Blaise y Pansy le habían preguntado si estaba bien,el solo les respondió con un si,al terminar aquella clase se dirigió hacia los baños y en su camino se encontró con nada más ni nada menos que con Harry Potter siendo tomado de la mano la Weasley, ambos muy sonrientes y...

—Vaya,vaya...al parecer el cuatro ojos está saliendo con la comadreja menor—dijo Pansy a sus espaldas,fingiendo una sonrisa.

—No te metas Parkinson—dijo Hermione pasando a su lado—Vamonos de aquí,no queremos más conflictos.

Draco veía sus manos entrelazadas mientras sus ojos empezaban a picar,hasta que Blaise lo tomo de los hombros,fue cuando parpadeo unas cuantas veces y alzó su mirada hasta conectar con los esmeraldas del Gryffindor,esmeralda y plata,que hermosa y perfecta combinación.

—Claro—escupio con veneno sin romper la conexión—Nosotros tampoco—dijo mientras pasaba a su lado respirando un poco su fragancia.

No tuvo más remedio que seguir su camino,ahora solo tenía una cosa en mente,tendría que renunciar a todo lo que ama,se levanta lentamente del suelo tomando su saco y tomando la manta blanca para después cubrir el Espejo,“ya no puedo seguir con esto”,dijo en un susurro mientras daba media vuelta y salía de la Sala de Menesteres desanimado,al salir y conjurar un tempus se dio cuenta que solo faltaban unos minutos para que terminara la cena,con un suspiro de tristeza se dirige hacia el Gran Comedor con una falsa fantasía y no sabría cómo tratar de olvidarla de nuevo.

Porque eres tu mi sol
La fe con que vivo
La potencia de mi voz
Los pies con que camino
Eres tu amor
Mis ganas de reír
El adiós que no sabré decir
Porque nunca podré vivir
Si ti.

Fin.