Capítulo 18 ~ Completamente ignorada

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Maxi miró a Ursuline con incredulidad. ¿La había instruido con tanta insistencia creyéndola una causa perdida? Estaba tan furiosa que sintió la tentación de usar sus nuevos conocimientos con el caballero.

— S-Si pensabas que no tenía remedio, ¿por qué insististe en entrenarme? Podrías haberme ahorrado los dolores musculares y el esfuerzo.

— Pensé que era mejor que aprendiera algo a que fuera a ciegas. Sin embargo, dudo que pueda emplear sólo diez días de práctica de combate. Continué con ello como un acto de oración...

Ursuline se cortó cuando vio los ojos de Maxi arder de rabia. El caballero giró la cabeza para mirar al hombre de la túnica negra y demostrarle que no tenía intención de entrar en una disputa verbal con ella.

— En cualquier caso, no hay por qué oponerse a este plan. Usted será libre de cumplir con sus deberes mientras nosotros cumplimos con los nuestros; es decir, como caballeros de Sir Riftan. Nuestra presencia no será una carga para el grupo expedicionario.

— Tampoco sería una adición bienvenida.

Maxi apartó su furiosa mirada de Ursuline al oír aquella voz vagamente familiar. Unos brillantes ojos verdes la miraban desde debajo de una capucha negra. Instintivamente dio un respingo y retrocedió, en parte por el aura intimidatoria del hombre, pero también por los dolorosos recuerdos que le asaltaron al reconocerlo.

Su rostro se desencajó al recordar cómo iba flácida a la espalda de Ulyseon mientras él corría por la ladera de una montaña. Aquellos ojos verdes fueron lo último que recordó antes de desmayarse. Kuahel Leon, el comandante de los Caballeros del Templo, también parecía recordarla. No parecía tan inclinado a reconocer que se conocían; se limitó a mirarla como si estuviera haciendo una observación antes de volverse hacia Ursuline.

— Los Caballeros del Templo pueden proteger a los magos sin tu ayuda — dijo con indiferencia —, y no quiero llamar la atención ampliando nuestro grupo.

— Incluso sin nosotros, la gente tomará nota en cuanto se corra la voz de que los Caballeros del Templo viajan hacia el norte con los magos de Nornui. Dudo que nuestra presencia cause mucho más revuelo.

— No somos fácilmente reconocidos por la gente de Wedon, pero no puedo decir lo mismo de los caballeros Remdragon. Su presencia sólo atraerá miradas molestas.

Kuahel ladeó la cabeza y los destellos dorados de sus iris parpadearon. Les miró con sus ojos desconcertantes antes de añadir despectivamente.

— No estamos tan desesperados por su ayuda como para aceptar de buen grado semejante inconveniente.

— ¡Ja! — gritó Ulyseon —. Es una afirmación atrevida, cuando los Caballeros del Templo son conocidos por pedir ayuda a todo el continente cuando se enfrentan a un problema. Lo dices como si la gente pensara que los paladines hacen todo...

— ¡Uly! ¡Basta ya! — ladró Ursuline. Mirando hacia Kuahel, dijo con calma — Pamela Plateau es un lugar sombrío y peligroso. ¿No sería de ayuda que más hombres se unieran al esfuerzo de reconocimiento?

— Si necesitamos más hombres, podemos solicitarlo a Balto o a Livadon. Simplemente, no vemos la necesidad de hacer marchar un ejército desde el extremo opuesto del continente.

El rostro de Ursuline se contorsionó lentamente ante la fría respuesta de Kuahel. Respiró hondo, como haciendo acopio de paciencia, y dijo con serenidad.

— ¿Entonces, y si compensáramos a los Caballeros del Templo por cualquier problema que pudiera surgir por unirnos a la expedición?

Señalando a los magos espectadores, Ursuline añadió.

Debajo del Roble ~ Libro 07 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora