❝Todos los problemas de Lee HeeJin, o como ella se hace llamar; Jeon HeeJin, están comenzando a salir a la luz y por suerte o por desgracia no cuenta con el apoyo de su familia y sus hermanos, los cuales creen que la causa de su actitud de "chica pr...
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Zhang Hao y yo nos encontrábamos en la azotea, jugando con mi Nintendo Switch. Nos habíamos escaqueado de una clase intensiva de gimnasia que querían hacer en todo el instituto. Imagino que JiWoong estaba allí, disfrutando del sudor y la actividad física, mientras que HanBin, probablemente, estaría escondido en la cafetería, devorando algún bocadillo. En cuanto a EunChae... la verdad es que no quería saberlo. Llevaba casi una semana sin hablar con ella, y el silencio entre nosotras se sentía pesado como una losa.
—No puedo creerlo. —Le respondí, conteniendo la risa mientras miraba la pantalla de la Nintendo. —¿Te ha ganado un Snorlax?
—Gengar estaba débil de la batalla anterior, ¿vale? —Defendió a su Pokémon como si su orgullo dependiera de ello.
—Mi Gingir istibi dibil. —Me burlé, poniendo cara de inocente.
—¡Oh, cállate! —replicó, y ambos estallamos en risas. Sin embargo, la risa se apagó rápidamente cuando Hao, con una voz más seria, hizo una pregunta que me cortó la respiración. —¿Por qué no te has hablado con EunChae? Shin YuNa dijo la verdad en mitad del pasillo.
—EunChae no ha venido a hablar conmigo. —Le respondí, desviando la mirada, sintiendo cómo un nudo se formaba en mi estómago.
—Pero tú tampoco has intentado hablar con ella. —Observó Hao, su mirada intensa y perspicaz.
—Y no voy a hacerlo. —Repliqué, cruzando los brazos, intentando hacerme la dura.
—HeeJin...
—Hao, fue ella quien se cabreó conmigo sin razón y la que prefirió escuchar a Shin antes que a mí. —La frustración hizo que mi voz temblara. —Tengo todo el derecho a estar enfadada con ella. Si quiere disculparse, que lo haga, pero no pienso arrastrarme.
Hao suspiró, recogiendo sus cosas, y un escalofrío recorrió mi espalda.
—Haz lo que quieras.
—¿Te has enfadado? —Lo miré asustada, sintiendo cómo la ansiedad comenzaba a apoderarse de mí.
—No, pero es que las dos me tenéis cansado con vuestro orgullo femenino de mierda. —Dijo, colgándose la mochila en el hombro. —Voy a ir a buscar a HanBin para ir al trabajo.
—Hao. —Lo detuve, agarrando su muñeca con más fuerza de la que pretendía.
El temor de perder a mi amigo se apoderó de mí. No quería que se enfadara y me dejara sola.
—Cari, no estoy enfadado contigo, de verdad. —Aseguró mientras revolvía mi cabello, una acción que siempre lograba calmarme. —Te lo prometo. —Asentí tímidamente con la cabeza, aliviada. —No me mires así, me haces sentir culpable. —Se acercó y me abrazó con fuerza. —Sabes que nunca me enfadaría contigo, nena.
