Capítulo 29

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Tres semanas.

Mingi debe de odiarme, pienso mientras miro a mi abuelo profundamente dormido en esa camilla de hospital.

Por suerte, lo malo ya ha pasado y le darán el alta en dos días. El hecho de que su salud empeorara tres días después de que yo llegara al pueblo hizo imposible que me marchara, y sus constantes recaídas me han seguido impidiendo volver a casa. De todas formas, ya no tengo nada que hacer allí.

Llamé al colegio para justificar mi ausencia en el cierre del curso y lo entendieron. Me justifiqué con los amigos con las que había hecho planes y también lo entendieron, pero estoy segura de que hay alguien que no lo entenderá: Mingi.

Tres semanas sin señales de vida, sin una disculpa por dejarlo plantado, sin nada de nada; eso molesta sobremanera.

Coloco el marcapáginas donde he dejado la lectura y cierro el libro. Me acerco a la ventana y veo el reluciente sol brillando. Es bueno volver de vez en cuando a casa. No a las cuatro paredes donde creciste, que también; yo me refiero a algo más abstracto. A la sensación de hogar que te transmiten esas personas que significan tanto para ti.

La puerta de la habitación se abre y me vuelvo para mirar. Es Bumjoong con dos cafés en las manos.

-Ten. -Me lo extiende y bebe un sorbo del suyo.

-Gracias, Hyung.

-¿No tienes la sensación de estar encerrado dentro de una de estas habitaciones de hospital? -pregunta, mirando alrededor.

Niego ligeramente y señalo al abuelo.

-Me centro más en él.

-Ya está mucho mejor. -Sonríe.

-No empieces -le advierto.

-Tú eres su suero de la vida, Hongjoong -se burla, y pongo los ojos en blanco.

-Y tu eres el niño de sus ojos -replico.

-Solo porque soy tu hermano mayor.

Bufo y le aparto la mirada brevemente. Detesto que mi hermano haga ese tipo de bromas sobre que es a mí a quien quieren más, porque desde pequeño el tema ha sido insoportable para él.

Se sentía desplazado y no era agradable.

-Por cierto, a mamá se le ha escapado en el coche que ya no estás con Seonghwa -suelta de pronto.

Yo asiento lentamente, dándole la razón a mi madre. Con todo el tiempo que ha pasado, ya hasta había olvidado su nombre. Ese es el efecto que tienen las cosas realmente importantes, que te hacen olvidar lo irrelevante.

-¿Qué te hizo? -pregunta.

Se me escapa una risita.

-Qué no me hizo, dirás. -Tomo asiento, me froto una pierna con la palma abierta y lo miro-. No era para mí, dejó de serlo hace tiempo y solo tomamos, bueno, tomé la decisión de dejar lo nuestro. Es todo.

-¿Y él lo aceptó sin más o te ha seguido persiguiendo?

Niego con la cabeza.

-Le dejé bien claro que ya no tenía hueco en mi vida y captó el mensaje, gracias a Dios.

Bumjoong se ríe.

-Seonghwa era un grano en el culo, Honggie.

Me río.

-¿Y me lo dices ahora?

-Vamos, dile a tu hermano menor y enamorado que su novio es un cabrón, te va a mandar a talar pinos a Cuenca.

Me roba una carcajada con su ingenio para soltar frases cómicas en momentos inesperados. Tomo una gran bocanada de aire y la suelto, después alargo un brazo para acariciarle el pelo, ya que se acaba de sentar a mi lado.

-Te he echado de menos, Hyung -confieso.

Me guiña un ojo. Este castaño con pecas es de los que aman en secreto, de esos que te sonríen para decirte que te quieren y te guiñan un ojo para reconocer que han estado muriéndose por verte de nuevo.

-¿Tienes algo que contarme? -pregunto.
Despreocupadamente, niega con la cabeza.

Luego me cuenta un par de cosas superficiales y tal vez se le escapa una risita nerviosa y traviesa cuando menciona alguna anécdota de la capital. Al parecer hay algo, o alguien, que le roba sonrisas con tan solo mencionar la capital.

Me cruzo de brazos y lo escucho sin que note que lo estoy descubriendo de lleno, mientras él con sus miradas y gestos se delata.

Cuando el abuelo despierta, nos sentamos a su lado a esperar que las horas pasen mientras nos cuenta lo último que ha pasado en el pueblo durante todo este año de ausencia.

El chico del baño de al lado ✓ Minjoong [Ateez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora