28 - Mariposas

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Esa mañana en la escuela fue rara para todos. Tanto Jimin como Jungkook estaban intentando poner distancia entre sí pensando que quizás así les resultaría más fácil llevar a cabo esta nueva relación de amistad que pretendían tener. En los recreos en vez de pasarlos juntos, cada uno decidió quedarse charlando con sus respectivos amigos. Jimin con Taehyung y Jihyo, y Jungkook con Mingyu. 

Obvio que cuando se cruzaban a la salida de alguna clase o por los pasillos se hablaban con naturalidad. Pero cualquiera que los veía podía notar que había algo en ellos que ya no era como antes. Sobre todo Jay. El adolescente se encargó de evitar a sus dos profesores lo más que pudo durante todo ese día. Ya no verlos juntos como antes le dolía. No estaba enojado, entendía que ellos eran libres de tratarse como quisieran pero no podía evitar sentirse un poco decepcionado.

Tanto así que no estaba de humor ni siquiera para bromear con su amigo Sunghoon en el salón o en los recreos. Éste lo notó callado y apagado. En el almuerzo apenas sí lo vio tocar algo de su comida. Ya se estaba preocupando por él.

—Oye, ¿vas a estar así todo el día o qué? — le preguntó cansado mientras observaba a Jay con la mirada perdida antes de ir a su próxima clase del día. 

— Pues si no te gusta, déjame en paz — respondió el otro de mala manera. 

— Solo digo que nunca te vi así, ¿Qué demonios te pasa? ¿Es por que ya no vives con tu mamá? 

— Que ya te dije que no la nombres. No quiero hablar de ella. 

— ¿Y entonces de qué se trata? 

— De nada — contestó cortante.

— Oye, nunca quieres hablar de nada. Y estás muy aburrido estos últimos días — criticó Sunghoon. — Desde que vives con el profesor Park, ya no eres como antes. 

Jay frunció el ceño, molesto. — ¿Y se supone que eso es malo? 

— No, pero ya no salimos ni molestamos a los demás como antes. Nos divertíamos ¿o no? 

— ¿Y qué quieres que haga? Ahora vivo con el profe Park y debo portarme bien si no quiero volver a vivir con mi mamá. Además de que el profesor Jeon me vive amenazando con patearme el trasero si no obedezco — protestó Jay. — Y yo…estoy agradecido con todo lo que hacen por mí — añadió al final con un poco de vergüenza. — Es lo mínimo que puedo hacer.

— Hey, no me malentiendas. Estoy feliz de que pudieras salir de tu casa donde la pasabas mal. No busco meterte en problemas tampoco, y me encanta cuando el profe Park me deja quedarme en su casa para que juguemos videojuegos, pero no sé, aquí en la escuela me aburro — suspiró Sunghoon.

— Quizás deberías madurar. Ya no somos unos niños para andar haciendo tonterías — comentó filoso Jay. No tenía ganas de tener esta conversación ahora. El otro lo miró atónito, no se podía creer que su amigo estuviera diciendo algo así cuando era el que siempre ideaba sus travesuras en la escuela.

— ¿Me estás diciendo inmaduro? — protestó ofendido. Jay se encogió de hombros y empezó a caminar, ya no quería hablar. Su amigo lo siguió. — Bueno, si tan maduro fueras tú al menos me dirías qué te pasa hoy. Has estado con esa cara de culo desde que llegaste.

— Que no me pasa nada, ya olvídalo. 

— Yo sé que algo pasa. Si fueras mi amigo, me lo dirías — insistió Sunghoon. 

— Ay, qué molesto. ¡No quiero hablar contigo! ¡Que me dejes en paz! — le terminó gritando, haciendo que varios estudiantes alrededor voltearan a verlos. 

Sunghoon no se quedó callado. No era la primera vez que discutía con su amigo, pero sí la primera vez que le gritaba así delante de todo el mundo. 

La teoría del amor - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora