Cap. 21

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Pero Jughead y los demás no iban a tardar en darse cuenta de su ausencia.

Verónica estaba buscando a Betty por todas partes, pero no la encontraba. Entonces vió a Donna bajar las escaleras y supuso que ella sabía algo.

—¡Donna!— La llamó Verónica, hablando en voz alta por la música fuerte. —¿¡Has visto a Betty!?—

Donna la miró y negó. —¡No sé en dónde está!— Se fué.

Verónica alzó una ceja y cuando vió a Jughead buscar también, supuso que de igual manera estaba buscando a Betty.

—¡Jughead!— Lo llamó Verónica, acercándose. —¿¡Has visto a Betty!?—

—¡La estoy buscando!— Contestó Jughead, frustrado. —¡Llevo un rato buscándola! ¡Si no aparece voy a terminar ésta fiesta!—

—¡Búscala arriba! ¡Su celular lo tengo yo, si no ya la hubiese llamado!— Pidió Verónica.

El pelinegro asintió y subió las escaleras para buscar arriba. Buscó por los pasillos, entró a algunos de los baños, entró a su habitación, pero no la encontraba y eso estaba empezando a frustrarlo.

Eso fue hasta que vió la manecilla de la puerta del cuarto moverse con desesperación y le pareció escuchar algunos golpes a pesar de la música a todo volumen.

Entonces acercó su oído hacia la puerta del cuarto.

—¡Sáquenme de aquí!— Exclamó Betty, desesperada. —¡Por favor! ¡Ayuda!—

Jughead no lo pensó dos veces para abrir la puerta y entonces Betty se lanzó a sus brazos, temblorosa y fría, probablemente por la temperatura del aire acondicionado de ese cuarto.

—Betty...— Le habló Jughead al oído, abrazándola. —¿Qué hacías ahí adentro?—

—Donna me encerró...— Confesó, tiritando del frío. —¿Por qué tienen el aire acondicionado encendido en ese cuarto? Está helado—

—No lo sé, cosas de mis padres— Confesó Jughead, separándose del abrazo. —Vamos abajo—

Cuando bajaron las escaleras, Jughead llevó a Betty a la cocina para darle algo caliente y que se calentara un poco después de estar en ese frío cuarto por un tiempo indefinido. Ya la música estaba más baja, tenían música suave puesta.

—Voy a confrontarla, esto no puede quedarse así— Se quejó Jughead, molesto.

—Jug... No es necesario— Intervino Betty.

—¿Cómo que no es necesario?— Preguntó Jughead, aún más molesto. —¿Qué pasaría si yo no te hubiese encontrado? Donna está loca y me preocupa que llegue a hacerte daño—

—Jug... Está bien— Aseguró Betty, regalándole una sonrisa tranquilizante. —Estoy bien. Vamos con los chicos—

Jughead asintió y junto a la rubia regresó con los demás. Éstos estaban agrupados. Los amigos de Betty y los amigos de Jughead, juntos.

—Me tenías tan preocupada...— Dijo Verónica, corriendo hacia la ojiverde y abrazándola. —¿Dónde estabas?—

—Donna la encerró— Habló Jughead, acercándose.

—¿Qué? Maldita perra— Se enojó la morocha.

—Pues con razón salió tan rápido— Opinó Kevin.

—El lunes le damos su merecido a esa zorra— Propuso Cheryl. —No puede haber otra bravucona que no sea yo—

—Igual ya la mayoría se fue— Habló entonces Reggie, acercándose. —Ya es más de media noche—

•SÓLO POR TÍ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora