BORSALINO I

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EL PRESENTE RELATO ESTÁ DIVIDIDO EN 4 (CUATRO) PARTES POR SU EXTENSIÓN, ESPERO QUE LO DISFRUTES Y ME CUENTES QUÉ TE PARECIÓ

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EL PRESENTE RELATO ESTÁ DIVIDIDO EN 4 (CUATRO) PARTES POR SU EXTENSIÓN, ESPERO QUE LO DISFRUTES Y ME CUENTES QUÉ TE PARECIÓ


El problema de la realidad no se enfrenta con suspiros...

Julio Cortázar

El joven Siro había elegido acomodar su larga espalda en el asiento del fondo, reclinándose para que los altos respaldos dobles lo cubrieran como telón, ya que su espectáculo se lo reservaba para su autocomplacencia. Su universo interior era vasto, un entrelazado de pasillos serpenteantes cuyas cámaras romboidales de cristal contenían una porción de territorio por ser explorado. Empero, sin ayuda de algún impulso, su poesía no podía exteriorizarse con toda seguridad cuando se topaba con los muros triviales de la rutina, una muy realista para ser tan real. Hermana con mala salud, padres separados, economía paupérrima, la mayoría del curso, una muchedumbre corriente.

Su materia favorita, Literatura de cuarto año, parecía ser el único atajo cuando de recursos retóricos se trataba. Su facilidad fluía como rayos de arcoíris, tan coloridos que a veces se evaluaba a sí mismo como algo infantil o insuficiente, requiriendo hallar un estilo más variopinto, distinguidamente magistral o atrevido. Un autoexigente de primera categoría. El último de sus poemas parecía tener una salpicada de aquello en el entramado de sus estrofas, una pizca de elegante irreverencia, y había sido la joyita de la clase, la punta de la pirámide de otros muy mediocres cimientos, pero la magia verdadera había sido patrocinada por la señorita Ruth Medows, su profesora, quien tenía una impronta espontánea mezclada con modestia que la hacían excepcional para enseñar la disciplina, y así como él era el único capaz de valorarlo, ella era la única capaz de valorar su arte supuestamente amateur. El resultado, una excursión a una escuela enorme y monumental en un barrio alejado de la ciudad, con un itinerario de dos momentos: visita guiada a la idea de museo, y lectura en el escenario de poemas hechos por alumnos de escuelas seleccionadas. Había un rumor incierto de concurso, ya que algunos editores de revistas barriales asistirían. Sin embargo, a Siro no lo había convencido el verso final de su poema.

Entre sus dedos izquierdos una lapicera casi sin tinta daba ansiosos golpecitos contra un cuaderno anillado cuyas puntas rebosaban de una arrugada desprolijidad, posado sobre sus rodillas en alto. En la diestra, entre sus espacios interóseos, hacía boomerang escalonado a lo pianista, con una canica azul tornasolada rescatada de su infancia; el habilidoso truquito lo había aprendido de tutoriales, el estilo brujo era propio. Su ansiedad se destilaba en los objetos sin dejar aureolas de humo. Mientras su mente artística trabajaba por encontrar un momento dialógico con propicias roturas en las cuales perderse para bordar las palabras que el paisaje urbano otoñal le exhibía en movimiento, el barullo insustancial del resto del vehículo se las comprimía de a una sin dejar rastro decodificable a la vista. No lo soportó.

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