PRÓLOGO

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Continente del norte, Valle de Worpalem, 1427

Lentamente el cielo se oscurecía dando paso a la noche. El firmamento naranja poco a poco fue desapareciendo otorgándole la marcha a un manto oscuro, nublado y sin estrellas, como si la misma naturaleza hubiese dado ese toque siniestro que le faltaba a ese lugar.

Todo era un caos.

Muchos cuerpos sin vida yacían por doquier concediendo un ambiente aterrador. No solo el cielo jugaba su papel, ya que también la luz de la luna iluminaba desde lo alto aquella matanza.

El mar estaba allí mismo y las olas chocaban con bravío las rocas que se visualizaban en lo profundo del abismo. La sangre esparcida se veía grotesca. Unas más rojas que otras goteaban de los cuerpos inertes. El líquido no solo pertenecía a humanos sino también a criaturas infernales.

Unos tenían espadas clavadas en el pecho, otros tenían lanzas atravesadas en los cráneos, incluso a algunos caballeros les habían abierto la boca hasta el límite rompiendo sus mandíbulas. Y así, tanto criaturas como guerreros fueron muriendo.

En ese sitio dos mujeres se encontraban de pie observando todo el panorama.

<<Las únicas sobrevivientes>>

El agotamiento se había impregnado en sus cuerpos a causa de la batalla en la que participaron unas horas atrás. El olor agrio de la sangre les llegaba a sus narices como un virus, pero ninguna mostró desagrado por ello.

Una de ellas tenía sus emociones al borde de un colapso. No solo la impresión de ver tantos cadáveres, sino la culpa que cargaba en su corazón. Sentía tanta tristeza que fácilmente podría morir de pena allí mismo.

Observaba con dolor a los hombres que la habían acompañado por años. Guerreros que se habían convertido en sus amigos, en su familia, y ahora ya no están.

Se mordió el labio inferior como si con eso pudiese reprimir lo que sentía. Despacio fue aflojando la espada que tenía empuñada en una de sus manos. El sonido metálico se hizo audible cuando cayó al suelo.

Sus lágrimas salpicaron sus enrojecidas mejillas al detener su mirada en un hombre. No pudo controlar el llanto y sacó fuerzas para no ir corriendo hacia él, simplemente no podía. De nada le servía acercarse si él ya no estaba con vida. Y nunca en su existencia había sentido tal agonía.

Una agonía que la estaba consumiendo por dentro. Le dolía tanto verlo allí que sintió una punzada desesperada en el pecho, y fue esa misma punzada lo que la llevó a hacer algo inesperado.

Esta vez estaba convencida de que lo lograría, la desesperación de no volver a vivir aquello de nuevo la llevó a realizar otro intento. En otras circunstancias habría querido desaparecer, pero alguien allí presente no se lo permitía.

Limpiando sus lágrimas, endureció su gesto y su mirada llegó a parar en la mujer que estaba a pocos metros.

No hizo falta ni una palabra para que aquella persona supiese lo que ésta quería. O más bien, pretendía hacer.

Te lo advierto Sahory. exclamó la mujer. Esta no es la solución. Si lo hacéis nada será igual. No habéis cambiado nada.

No me importa el precio que tenga que pagar. sus palabras fueron como dagas afiladas.

Tendrás que atenerte a las consecuencias entonces. advirtió la joven en un tono bajo sin dejar de mirarla con dureza. No querrás pasar por un sufrimiento peor.

Estáis equivocada. Será una oportunidad para acabar con este martirio. su voz se quebró. El peso en su corazón ni siquiera la dejaba respirar como debía.

Despacio caminó hacia la orilla posicionándose en el borde del abismo sin desprenderse de un cofre que traía en su otra mano. Miró el filo de las rocas en lo profundo mientras la mujer presente la observaba con detenimiento.

La helada brisa golpeaba su rostro provocando que sus espesos rizos cobrizos se balanceasen tras su espalda.

La mujer tenía la intención de detenerla y por ello comenzó a avanzar hacia ella con lentitud. El lado intuitivo de Sahory hizo que lo notara y la congeló al extender su brazo libre. Empuñó su mano como si estuviese apretando algo invisible logrando que aquella mujer se quedara completamente inmóvil.

Quedó suspendida con un pie delante del otro.

Ni lo intentes. Nada impedirá que lo haga. continúo diciendo la pelirroja con severidad.

Por favor... suplicó la mujer. Esta no es la solución. No podéis terminar así.

Lo haré. contradijo, y la joven sabía que ella lo haría. Viendo la dirección de su mirada se dio cuenta de que lo haría por el hombre que estaba tendido en el suelo. Y eso estaba mal, para ella estaba mal.

Pero así era Sahory... testaruda. Y no había poder humano que la hiciese cambiar de parecer.

En un último vistazo cargado de amargura y pena hacia aquella persona, la pelirroja susurró un:

Te veré pronto, mi amor. un susurro apenas perceptible.

Al cabo de un segundo apretó contra su pecho aquel pequeño cofre que contenía sus más valiosos recuerdos. La mujer congelada seguía negando con sus "no" sin siquiera parpadear.

Y al segundo siguiente... Sahory se lanzó al vacío.

¡¡NO!!

En cuanto lo hizo la mujer cobro movilidad y corrió hacia ella para tratar de alcanzarla. Se había lanzado hacia el borde para tomarla, aunque sea del cabello, pero ya era demasiado tarde. La pelirroja había desaparecido.

Joder, ¿qué has hecho? maldijo entre dientes.

Había quedado con un brazo extendido hacia el precipicio.

Sola en aquel valle se lamentaba una y otra vez en silencio. El sonido de las olas azotaba sus oídos siendo lo único que podía escuchar.



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¡Hola! !Hola! Espero que te encuentres muy bien.

Por acá dejo una pequeña nota de agradecimiento por animarte a leer esta historia. Es algo que me pone muy feliz :)

Deben saber que la portada de este libro es temporal. Ya habrá oportunidad de hacer una mejor. O al menos intentarlo, (la verdad es que no se me da muy bien creándola)

Esta es una de las tantas historias que quiero compartir con vosotros y espero que la estéis disfrutando. Escribir es una de las cosas que más amo.

Me puedes encontrar en Instagram como @marodriguez9365

Les diré que por el momento no tengo nada publicado por esa red, pero en cuanto comience a subir contenido del libro se los haré saber.

Mil gracias por leer.

Y esto recién comienza.



UN TOQUE DE FELICIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora