Capítulo 27 ~ Tensión

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Los caballeros Remdragon se dirigieron hacia el centro de la aldea como un maremoto, sus lanzas y hachas hicieron volar a los muertos vivientes a su paso. Ahora, rodeada por las dos órdenes de caballeros, la horda de monstruos empezó a empujarse unos a otros en señal de confusión antes de caer en un montón. Los caballeros cabalgaron sobre ellos, aplastando sin piedad a los ghouls carbonizados bajo sus cascos.

Maxi se estremeció al contemplar la escena desde lejos. Los muertos vivientes agitaban sus cuerpos destrozados antes de convertirse en polvo. Pronto recibió la noticia de que las parejas de Anette y Armin habían logrado destruir las runas restantes.

Habiendo perdido sus poderes regenerativos, los engendros se desintegraron al ser golpeados por los caballeros. La pérdida de maná parecía haberlos hecho también notablemente más lentos. En lo que pareció un abrir y cerrar de ojos, la batalla había terminado.

— Ya debería ser seguro reunirse con los demás — murmuró Miriam mientras masticaba un trozo de raíz de mandrágora que reponía maná.

Todavía aturdida, Maxi asintió. Su mente seguía confusa, pero no podía determinar qué era lo que la tenía tan aturdida. ¿Era este pánico emocional debido a su roce con la muerte? ¿O por el inesperado reencuentro con Riftan?

Ansiosamente, se mordió el labio. Lo que más le urgía era ir a verle de inmediato, pero al mismo tiempo, la incertidumbre de cómo reaccionaría la hacía querer esconderse. Atascada en la indecisión, agarraba sus riendas cuando unos caballeros Remdragon cabalgaron hacia ella.

— Lady Calypse. Ha pasado demasiado tiempo — saludó uno de los caballeros.

Abrió la visera y Maxi abrió los ojos con sorpresa al reconocerlo.

Elliot Charon la examinó sombríamente en busca de heridas antes de preguntar.

— ¿Está herida en algún sitio, mi señora?

Maxi sospechaba que el dolor que sentía en el trasero y la espalda por haber sido desensillada antes significaba que estaba magullada. El dolor no era insoportable, así que negó con la cabeza. Elliot respiró aliviado y volvió a dirigir su caballo.

— La batalla ha terminado. Por favor, permítanos escoltarla de vuelta.

Después de observar su espalda durante un momento, Maxi calmó los bufidos de Rem acariciándole el cuello, y luego sacó lentamente a la yegua de detrás del muro de piedra. Los caballeros formaron un escudo a su alrededor mientras cabalgaban por la aldea arrasada hasta donde estaban reunidos los caballeros Remdragon.

Maxi se humedeció nerviosamente los labios. El corazón le latía dolorosamente contra las costillas a medida que se acercaban y el estómago se le retorcía de ansiedad. Aferrando las riendas como si fueran un salvavidas, buscó desesperadamente a Riftan entre los caballeros, sin éxito.

Sentía que su ansiedad aumentaba aún más. ¿Por qué no la había buscado en cuanto terminó la batalla? ¿ Acaso él no deseaba verla? Alejó ese pensamiento recordando las cartas que él guardaba junto a su cama con sumo cuidado. No se habría apresurado a venir si no quisiera tener nada que ver con ella.

Estaban casi en la colina cuando oyó que alguien vociferaba.

— ¡Mi señora!

El grupo de caballeros giró la cabeza hacia ella al unísono. Aunque conocía la mayoría de sus rostros, había algunos que no le resultaban familiares. Tras frenar a su caballo, les dedicó una sonrisa incómoda cuando un caballero gigante salió del grupo.

Al reconocerlo al instante, Maxi gritó alegremente.

— ¡Sir Hebaron!

El caballero se quitó el casco y la saludó con una sonrisa. Con el pelo color zanahoria enmarañado y una barba desaliñada y tupida que se apoderaba de su rostro, parecía alguien que viviera en la jungla.

Debajo del Roble ~ Libro 07 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora