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"Su nombre es Nine, era un corista. Con plumas blancas en su pelo y un vestido corto hasta allí."

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La noche era joven al igual que esos zorros enamorados. Ambos trabajaban en "Copacabana" el bar recién inaugurado de No place.

Nine, el más joven de los dos, siempre ha había soñado con ser una estrella, y este bar, le ofrecía un pequeño espectáculo, así que no se lo pensó dos veces al firmar el contrato. Sentía que había sabido un escalón más en el camino para llegar a su sueño.

Mientras nine intentaba ser una estrella, sails, su prometido, atendía el bar como un varista más del montón.

-Estuviste increíble hoy, mi tesoro -Dijo sails, mientras le pasaba su abrigo al más bajo- al igual que todos los días

Nine sonrió. Recibía más de los alagos que estaba acostumbrado a contar, pero los únicos que importaban para él, eran los de sails. Luego de un día de trabajo duro, su querido zorro se merecía un beso.

Trabajando desde ocho a cuatro, eran jóvenes y se tenian el uno al otro, ¿que más podrían desear?

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Aquella noche comenzó como cualquier otra. El sol se ponia y la luna se elevaba dando paso a la noche y al libertinaje que se podía oler a kilómetros de distancia.

Sails limpiaba algunas copas mientras tareaba y nine se vestía para su espectáculo. Su atuendo mostraba mucha piel, las plumas blancas detrás de sus orejas se veían perfectas, y ahora, solo tenía que ponerse un poco de maquillaje, nine tenía un buen presentimiento esa noche, sentía que su vida iba a cambiar por completo y que al día siguiente sería una persona totalmente nueva.

-¿Que opinas? -Le pregunto nine acomodándose las medias largas que destacar aun mejor sus buenos dotes-

La respuesta que obtuvo fue un chiflido y una leve palmada en el trasero por parte de su prometido.

-Saque premio -Dijo, tomándolo por las caderas- Buena suerte hoy, cariño

Se dieron un beso esquimal, juntando sus rostros y chocando sus narices. Las manos de nine se dirigieron al pecho del más alto, masejeo un poco y acomodo el moño de su cuello.

-Sera una gran noche... puedo sentirlo

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Copacabana estaba lleno de los habituales visitantes, sumidos en la música y la bulla del bar. Esa noche era diferente a las demas, el ambiente arrastraba consigo una advertencia de lo que esa noche cambiaría.

Un hombre rico y gran influencia en el mundo del espectáculo se adentro en el bar, escoltado por dos erizos: uno negro y uno plateado. El anillo de diamantes de su dedo brillaba con intensidad, su presencia no fue tomada por alto. La mayoría de los comensales dijeron su mirada breves segundos al hombre de traje, murmurando entre sí.

"-Es el Señor Sonic"
"-¿Que lo abra traído hasta aquí?"

Copacabana - Sailine [Angst]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora