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Su padre no lo aceptaba. De hecho nunca lo hizo en realidad y después de aquella discusión en el comedor de su hogar, las cosas empeoraron un poco más entre ellos.

Lee Minho le prohibió salir con el Alfa en citas, nada de estar a solas y mucho menos darse besos. Tomarse de la mano estaba estrictamente prohibido y qué decir de mirar películas a solas. Su relación no empezó bien, pero ahora que tenían cerca de un año juntos como novios formales y después del cortejo, Dongmin podía presumir que su papá lo quería mínimamente un poquito.

Nada más lo suficiente como para dejarlo salir una vez por semana al cine con el Alfa. Bin tampoco se opuso y mucho menos después de haber retado al Alfa de la familia como si este no pudiese acabarlo en el primer encuentro, realmente había sido una mala idea aquella decisión, pero en su defensa, su Alfa no soporto mucho al ver a su Omega temblar mientras se enojaba.

—Besito. — escuchó a su Omega pedirle y él, siendo el Alfa consentidor que era no se lo negó. Beso los esponjosos labios de Dongmin con lentitud para luego separarse y sonreír.

Ambos sabían que estaban en crisis, con Dongmin y sus 20 años y Bin con sus 25 años en un trabajo que le robaba la vida, pero encontraban la forma de verse de vez en cuando, cuando Bin tenía libre algún día y cuando Dongmin no estaba atascado con trabajos de la Universidad. La mayoría de las veces eran los domingos, ya que ambas familias decidían salir a las montañas o a la playa para convivir y hablar sobre los planes de boda de Hyuk y Sanha. Algo que realmente sorprendió a todos cuando el Alfa se lo pidió al Omega con un hermoso anillo dorado y una declaración bastante perfecta.

—¿Vamos a ir a casa mañana? — preguntó Dongmin mirando la televisión en la sala de su apartamento mientras come papitas de queso.

—Sí, Sanha quiere que le ayude con alguna tontería para su boda. — respondió el Alfa robando papitas a su Omega. — él sabe que me aburre ir de compras y aún así insiste todos los días con que vaya con él.

—Es que eres su hermano mayor, obviamente tienes que ir con él, Binnie. — dijo el Omega sonriendo. — ¿no te emociona que se vayan a casar después de tanto tiempo juntos creyéndose amigos el uno del otro? Su historia realmente es hermosa y llena de brillo. La envidio.

—¿La envidias? — preguntó el Alfa girando al Omega hasta tenerlo sobre sus muslos mirándole. Dongmin frunció las cejas porque la película realmente estaba siendo hermosa. — ¿Qué tiene nuestra historia de malo como para que envidies su absurdo romance común?

El Omega sonrió para luego darle un beso a su Alfa en la mejilla.

—Eres un Alfa muy celoso, me arruinaste toda la secundaria y gran parte de la Preparatoria, ¿y aun así me preguntas qué tiene de malo? — sonrió. — me dejaste sin amigos, y todavía te atrevías a regañarme por cualquier cosa...

—En mi defensa. — interrumpió el mayor abrazando la pequeña cintura de Dongmin con sus brazos. — Eres hermoso y todo mundo te veía como yo lo hago, eso definitivamente no le gustó a mi lobo.

—Ni a tu lobo, ni a ti, sí, sí, sí, me se el cuento.

Se besaron una vez más, sin dejar pasar más oportunidades de poder hacerlo porque sabían que al llegar a casa del Omega, aquellos breves instantes desaparecen. Se besaron porque se amaban y porque de todo modos ya iba a morir a manos de Lee Minho cuando viera la mordida en el cuello de Dongmin.

El Alfa que odio, ¿es mi Alfa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora