Capítulo 1: Mi enigma

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Cualquier otro día, Ino tenía un objetivo: atraer a Uchiha Sasuke.

Era lo único que había intentado hacer desde que era una niña. Sasuke era guay y guapo, era todo lo que una chica quería en un chico. Pero, por alguna razón, su mente unidireccional se había desviado aquel día. En lugar de centrarse en el misterioso Uchiha, sus ojos se desviaron hacia el anuncio naranja brillante que había sentado varios asientos delante de ella.

Uzumaki Naruto era muchas cosas: molesto, idiota, pero sobre todo, un enigma. A pesar de compartir clase con el chico durante tantos años, Ino no sabía casi nada de él. De hecho, lo sabía casi todo de todos los de su clase.

Lo único que sabía era que Naruto era un alborotador y que sus notas eran bastante malas. Pero seguro que había algo más, ¿no? Hinata debía estar viendo algo que ellos no veían, de lo contrario la princesa del clan Hyuga no estaría perdiendo el tiempo adulando a alguien como él.

Este misterio era la razón por la que estaba intentando alcanzar al chico en cuestión. Destacaba como un pulgar dolorido con aquel atuendo.

"Eh, Naruto, espera". gritó, viéndole detenerse y mirar hacia atrás.

Recordaba haber pensado en algún momento que formaba parte del clan Yamanaka, ya que el pelo rubio y los ojos azules son rasgos de su clan, pero enseguida se dio cuenta de que no era así.

"¿Eh? ¿Ino? ¿Qué pasa?" Sonaba un poco escéptico y desconfiado.

"No mucho, sólo pensé que podríamos caminar juntos. Da la casualidad de que vamos en la misma dirección". Ella le sonrió y él parpadeó.

"Claro", dijo, mirando la carretera como si intentara averiguar algo. "Claro, supongo".

Se echó las manos a la espalda y siguió andando, esta vez con Ino caminando a su lado. Los dos caminaron en silencio, con el único sonido de la grava crujiendo y el bullicio de las calles llenando el vacío. Ino no sabía qué decir. Nunca se había tomado la molestia de hablar con su compañera rubia. ¿Cómo podía entablar una conversación? ¿Qué hacía Naruto aparte de gastar bromas y hacer el tonto?

Mientras pensaba qué decir, se fijó en las miradas frías y maliciosas que les dirigían... o al menos a Naruto. Era como si estuvieran mirando a una plaga, a una alimaña, a nada de valor. Ino no podía deshacerse de esa sensación incómoda.

Era consciente de las miradas y los susurros que no iban dirigidos a Naruto a diario. Pero no entendía por qué lo hacían. Ino no era una Nara ni la Sandaime Hokage, pero incluso ella se daba cuenta de que aquello iba más allá de unas cuantas bromas.

"Entonces -comenzó, con la esperanza de cambiar de tema-, no habrás vuelto a hacer los deberes de Iruka, ¿verdad? ¿Qué pasa ahí?"

El chico de naranja refunfuñó y se rascó la mejilla. También se preguntó por las líneas de sus mejillas, que parecían bigotes. Se preguntó si serían marcas de nacimiento o cicatrices, o quizá eran realmente bigotes.

"No he entendido nada -respondió él.

Ino enarcó una ceja. "¿Y no pediste ayuda a tus padres?".

"Ino, no tengo padres". Respondió con franqueza, e Ino se sintió un poco incómoda. Pero tenía sentido; nunca había visto al Uzumaki cerca de nadie a quien pudiera identificar como sus padres.

"Oh, lo siento, no lo sabía". Bueno, un misterio resuelto.

"Está bien, da igual". Ino se dio cuenta de que quizá recordarle a un huérfano su falta de familia era lo peor que había hecho en los últimos tiempos. Se sintió mal. Era extraño; estaba tan acostumbrada a reírse de Naruto que tener cualquier simpatía la ponía de los nervios.

Naruto - El Girasol de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora