𝘓𝘢 𝘈𝘭𝘵𝘪𝘷𝘦𝘻 𝘌𝘯 𝘌𝘭 𝘋𝘦𝘴𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳𝘦́𝘴 - König X Ghost

•Prólogo

Fastidio,fastidio,sonaba por todo su cuerpo con regularidad. Estar en KorTac era toda una novela,los procedimientos para ser aceptado en las instalaciones eran exhaustivos debido a que estos suelen ser demasiado precavidos,e igualmente tener que convivir con soldados que son arrogantes sólo porqué pertenecen a una mejor base que la tuya es molesto,y aunque siempre ha tenido la determinación de defenderse,continúa siendo exasperante cada situación de prácticamente,discriminación.

No tenía el tiempo,ni la paciencia de soportar a ese tipo tan molesto,altivo en la expresión completa de la palabra,era ridículamente alto,más que él,ese hombre es enorme y corpulento,y al igual que su gran cuerpo,irritante,en si él no era un clasista barato como los demás,únicamente era egolatra consigo mismo,pero sigue siendo desagradable con él,sobretodo por el altercado que tuvieron hace años,reconocerlo fue un shock,pero eso ya no importaba teniendo en cuenta que no se agradan. Hay compañeros que le agradan,pero hasta ahí,ningún amigo,ni nada intimo. Tiene fama por las instalaciones de KorTac,tantos interesados se le han acercado para que pertenezca a sus estúpidos grupos perjuiciosos,los rechaza,obviamente,no tolera esa mierda. Es solitario y únicamente suele juntarse con unos cuantos,en unas veces.

Ese tipo gordo en músculos entro a la zona de práctica cuerpo a cuerpo,quedo enfrente suyo de la nada,así sin más,groseramente;había rechazado su convivencia en un pasado no tan lejano,en esa ocasión hace unos cuantos días cuando esté tuvo la iniciativa de hablar un poco con él más haya de lo laboral,¿no tenía suficiente con haberlo ignorarlo? Se notaba que hirió su orgullo.

—Necesita que saber quien soy,le es más que necesario...teniente— Dijo sin titubeos,con una mirada arrogante y cruzado de brazos.
—No me interesa saber quien es usted—
Le hizo saber,levantándose de su lugar, quedando a la altura de la barbilla del otro casi como si lo estuviera retando,observandolo con un toque de fastidio. El otro hombre ladeo la cabeza un poco,ahora mirándolo de una forma más seria,frío y ladino,alzando una ceja con curiosidad,—¿Incluso si soy tu coronel?—

Espera,¿qué? Sus ojos,sin evitarlo,se abrieron mucho más por la sorpresa.

¡¿Ese maldito es un coronel?!