Capítulo 29

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Aang parpadeó lentamente, sintiendo el peso de sus párpados mientras su mente comenzaba a desenredarse de la inconsciencia. Sus sentidos, aún adormecidos, tardaron en ajustarse, pero el sonido del mar rompiendo contra las olas, los crujidos de la madera y el ligero vaivén bajo su espalda lo alertaron. Estaba en un barco.

Por un instante, su corazón dio un vuelco. "¿Estoy... en la Nación del Fuego?" pensó, intentando moverse. Su cuerpo aún estaba débil, y sentía cada músculo adolorido como si hubiera corrido una maratón sin descanso. A su alrededor, las paredes eran de metal y madera, y podía escuchar pasos resonando desde lo alto, mezclados con el sonido de conversaciones ahogadas.

Aang respiró profundamente, forzándose a calmar el pánico que crecía en su interior. "¿Me han capturado?" Sus recuerdos estaban borrosos; el último que podía evocar era el de Azula lanzando su rayo azul directo hacia él y el dolor intenso que le siguió. Todo lo demás era un borrón de voces distantes y oscuridad. Ahora, estaba aquí. Pero, ¿dónde era "aquí"?

Se levantó con esfuerzo, tambaleándose mientras sus piernas recordaban cómo sostenerlo. Al asomarse por una pequeña ventana en la puerta de metal, su vista se amplió hacia la cubierta del barco. Una bandera de la Nación del Fuego ondeaba en lo alto, y los marineros vestidos con armaduras rojas y negras caminaban ajetreados por el puente.

"No puede ser..." murmuró Aang, sintiendo el sudor frío en su espalda. ¿Habían sido capturados todos sus amigos? ¿Dónde estaban Toph, Katara, Sokka y Zuko? ¿Qué les había sucedido mientras él estaba inconsciente?

Intentando no hacer ruido, Aang abrió la puerta de su pequeña celda con cuidado y salió al pasillo. Necesitaba encontrar respuestas, y rápido. Avanzó con sigilo, espiando en cada rincón y escuchando atentamente, hasta que escuchó una voz familiar:

"¡Manténganse en sus puestos! Recuerden, no queremos levantar sospechas antes del sol negro."

Aang se detuvo en seco. Esa voz... ¿era Sokka? Confundido, se acercó más, y al doblar una esquina, se encontró con su amigo, vestido con una armadura de la Nación del Fuego, hablando con algunos soldados que parecían estar prestando atención.

"Sokka..." murmuró, desconcertado.

Sokka se giró al escucharlo, sus ojos se iluminaron con sorpresa y alivio. "¡Aang!" exclamó, corriendo hacia él y dándole un fuerte abrazo. "¡Estás despierto! No sabes lo mucho que nos preocupaste."

Aang retrocedió un poco, aún desorientado. "¿Dónde estamos? ¿Qué está pasando? ¿Estamos prisioneros?"

Sokka sonrió ampliamente, señalando su armadura. "No exactamente. Este es nuestro boleto de entrada a la Nación del Fuego. Estamos en uno de sus barcos, sí, pero es parte del plan maestro que mi padre y yo hemos trazado. Estamos infiltrados."

Aang parpadeó varias veces, procesando lo que acababa de escuchar. "¿Infiltrados? ¿Y yo... cuánto tiempo he estado fuera?"

Sokka puso una mano en el hombro de Aang. "Has estado inconsciente por un mes, amigo. Katara hizo todo lo posible para curarte, pero Azula te golpeó muy fuerte. Todos estábamos muy preocupados."

Aang asintió, tratando de absorber la información. Un mes. Había pasado un mes entero. "¿Dónde está Toph? ¿Y los demás?"

"Toph está aquí," dijo Sokka. "No es su ambiente ideal; hay mucha madera en este barco, y eso la deja algo... limitada. Pero ha estado aquí todo este tiempo, esperando que despertaras."

El corazón de Aang se aceleró al escuchar eso. "¿Dónde está?" preguntó, más ansioso de lo que esperaba.

"En la cubierta inferior. Te buscaré una armadura, pero será mejor que tú vayas por ella. No puede moverse tan libremente aquí," dijo Sokka, guiñando un ojo. "Y... bueno, creo que querrá verte."

Viaje en el tiempo (Taang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora